¿Cómo podemos cuidar nuestras cuencas hidrográficas?
10 acciones que todos podemos realizar.
Una cuenca es una porción de terreno que drena las aguas pluviales o la nieve hacia un punto común, el cual puede ser un arroyo, un lago o un humedal. Las cuencas tienen un rol sumamente importante en el ciclo del agua, pues actúan como grandes recipientes que recogen el recurso hídrico que proviene de las lluvias. Sus suelos son como una gran esponja que retiene la mayor cantidad de agua de lluvia en un corto período de tiempo, y la van liberando periódicamente para mantener llenos los ríos y quebradas, incluso en épocas de sequía.
¿Por qué necesitamos cuencas saludables?
La cuenca conecta toda la comunidad y son el sostén de vida en más de una forma. Nos proveen de agua potable, agua para riego y para usos industriales, ofrecen oportunidades de recreación (canotaje, pesca) y son el hábitat para numerosas plantas y animales.
Desafortunadamente, distintas formas de polución, entre las que se incluyen los vertidos y la erosión, pueden interferir con la salud de la cuenca. Para tener una comunidad sana, primero debemos tener una cuenca hidrográfica sana. Por esta razón es importante proteger la salud de las cuencas.
La protección de una cuenca significa cuidar de un lago, río o arroyo, gestionando la totalidad de la cuenca hidrográfica que drena en él.
También es importante mencionar la importancia de la forestación para las cuencas. Mantener la vegetación alrededor de las mismas es esencial para contribuir en su cuidado, pues la capa vegetal suaviza el impacto del agua de lluvia con el suelo, aumenta la infiltración y evaporación de agua, absorbe energía de la escorrentía y reduce la erosión, entre otros. Cuando las áreas alrededor de las cuencas han sido deforestadas, en vez de que el agua de lluvia sea absorbida por el suelo, esta corre y se lleva con ella sedimentos y nutrientes.
Para tener cuencas limpias y saludables se necesita una población informada que pueda tomar las decisiones correctas en lo que refiere al medio ambiente y a las acciones que realiza la comunidad.
Las cuencas hidrográficas son el elemento vital de los ecosistemas e influyen en la calidad y cantidad de agua disponible para las comunidades locales, las industrias y la vida silvestre.
¿Por qué debemos proteger nuestras cuencas hidrográficas?
Cuando decimos que una cuenca está "deteriorada" significa que la masa de agua no soporta uno o más de sus usos previstos. Esto puede significar que el agua no es apta para beber, nadar o consumir el pescado que se pesca en ella.
Las principales causas de contaminación de nuestros cursos de agua son los sedimentos, las bacterias (como la E. coli) y el exceso de nutrientes (como el nitrógeno y el fósforo). Aunque los nutrientes parezcan cosas propias de un medio ambiente sano, pueden causar grandes problemas en una cuenca mal gestionada. Por ejemplo, los sedimentos pueden asfixiar a los peces al obstruir sus branquias y la sola presencia de bacterias puede indicar que en el agua también se encuentran otros virus y gérmenes. La erosión, la escorrentía de excrementos animales y el desbordamiento de alcantarillas combinadas son sólo algunas de las formas en que estos contaminantes llegan a nuestras aguas.
Para tener una comunidad sana, primero debemos tener una cuenta hidrográfica sana.
¿Cómo puedes ayudar? ¡10 consejos!
- Ahorra agua todos los días. Acorta el tiempo de tus duchas, repara pérdidas y cierra los grifos cuando no los uses.
- No descargues productos químicos caseros en el desagüe, tampoco medicamentos; llévalos a un centro de desechos peligrosos.
- En tu jardín usa plantas nativas que son las mejores adaptadas al clima de tu localidad o elije aquellas que requieran menos agua.
- Evita usar fertilizantes. Reemplázalos por fertilizantes orgánicos o de liberación lenta.
- Recicla desechos del jardín para generar compost y utiliza una cortadora de césped que vaya esparciendo el recorte.
- Utiliza superficies como maderas, ladrillos o grava para construir plataformas o caminos, para permitir que el agua se absorba en el terreno y no cause escorrentía.
- Nunca tires aceites usados ni productos anticongelantes en la calle ni en las alcantarillas.
- Recoge los desechos de tu mascota y deposítalos en tu basurero con tus residuos.
- Usa menos el auto; camina o anda en bicicleta; muchos contaminantes presentes en nuestras aguas provienen de los humos de escape o de pérdidas de los automóviles.
- Presta un servicio voluntario a tu comunidad. Participa en la limpieza o reforestación de parques, arroyos, humedales, etc. en tu comunidad. Si no hay grupos activos, considera formar uno.
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