Naturaleza todos los días
Cómo hacer que los niños se interesen por la maravillosa naturaleza
Primavera de 2019
No es un secreto que los niños pasan más tiempo adentro jugando con pantallas y menos tiempo al aire libre jugando entre los árboles. Un estudio reciente realizado en el Reino Unido descubrió que el niño promedio de allí pasa menos tiempo en exteriores que un prisionero promedio. En Texas, donde trabajo, los niños en edad escolar salen a jugar de forma desestructurada solo unos minutos al día. Pasan más de siete horas al día frente a una pantalla electrónica.
Para explicar esto, los padres generalmente afirman que los niños de hoy no desean salir. No estoy de acuerdo. En mis 20 años de profesión como educador ambiental en Houston, enseñé a miles de niños y, en mi experiencia, los jóvenes de hoy desean lo mismo que nosotros deseábamos en la infancia: una aventura real y la oportunidad de descubrir el mundo a su alrededor. No obstante, esos tipos de experiencias son cada vez más difíciles de encontrar en exteriores, especialmente en nuestras ciudades y suburbios. Pero no tiene que ser así.
En ciudades de todo el mundo, TNC y los socios con ideas afines están creando programas innovadores para incorporar más naturaleza al paisaje urbano.
En muchas áreas metropolitanas, el mismo espacio exterior ha cambiado radicalmente. Para ser claro: Nunca fui a un parque nacional ni a un parque estatal cuando era niño. Nunca acampé. Pero sí tuve aventuras al aire libre. Crecí en las afueras de Houston a fines de la década de 1970 y principios de la década de 1980. La ciudad se estaba expandiendo pero todavía había muchas áreas de praderas, bosques y espacios abiertos. Había grandes zanjones, donde íbamos a pescar langostas e incluso nadábamos después de una buena lluvia. Si los zanjones estaban apenas húmedos, se llenaban de ranas y otros bichos interesantes. Cuando se secaban, podíamos encontrar insectos. Gracias a la creatividad que surgía de estas experiencias, yo podía tener las mismas oportunidades que otros niños y me interesaba por la naturaleza.
Cuando les cuento a mis sobrinos y sobrinas sobre mi infancia, ellos quieren saber por qué no pueden ir a pescar a los zanjones. La realidad es que, en la actualidad, hay muy pocas posibilidades de realizar ese tipo de exploraciones en las ciudades y en las zonas aledañas.
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Únete hoyComencé a trabajar como educador ambiental en 1998, enseñándoles a niños afroamericanos y latinos de la ciudad cómo pescar en un parque de la ciudad. Desde entonces, he trabajado en toda el área metropolitana de Houston como naturalista, enseñándoles a niños bilingües sobre su ecosistema local, y como capacitador de otros educadores al aire libre. Una y otra vez, descubro que a los niños les encanta explorar la naturaleza, si simplemente se lo ofrecemos.
Hoy en día, la mayoría de nuestros barrios son estériles. Los nuevos patios no tienen más que un césped muy cuidado y un solo árbol. Muchos de nuestros parques han perdido sus flores silvestres que atraían abejas y mariposas; los arbustos nativos que inspiran juegos de escondidas y las desprolijas áreas arboladas con ramas caídas y otros materiales espontáneos. En la actualidad, muchos niños urbanos y suburbanos ni siquiera pueden llegar a un parque. De acuerdo con Trust for Public Land, las grandes ciudades promedio de EE. UU. dedican solo el 9,3 por ciento de sus tierras a los parques y solo el 65 por ciento de la población de una ciudad promedio vive a una corta distancia de un parque.
Por otra parte, hemos reemplazado el tiempo no estructurado que pasábamos en la naturaleza por actividades estructuradas, como lecciones de piano y juegos de fútbol americano, en los que las reglas y los resultados están predeterminados por los adultos.
¿Qué pasó? Los niños no cambiaron. El mundo que creamos para ellos cambió. Los niños necesitan que haya ramas para recoger, piedras para apilar, bichos bolita para hacer rodar. Los adultos hemos quitado la mayoría de esas piezas móviles y depende de nosotros que las volvamos a colocar en su lugar.
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Durante los últimos 12 años, he dedicado mucho tiempo a hacer justamente eso: traer más naturaleza al entramado urbano de Houston mediante la creación de “praderas de bolsillo” en los barrios de la ciudad y en las escuelas locales.
Desde el año 2010, Houston ha sumado más de 30 de estos pequeños espacios públicos. Algunos son rectángulos de apenas 50 pies. Otros son más grandes, entre dos y once acres. Todos se parecen a cómo Houston solía ser, con pastos altos y flores nativas. Son muy coloridos. En la primavera, florecen los famosos lupinos de Texas. En el otoño, las plantas adquieren tonalidades de púrpura, dorado y rosa. En invierno, se tornan de color tierra, cobre, marrón y amarillo. Tal vez lo más importante, según la opinión de los niños, es que siempre haya movimiento para atraer las miradas. Y que haya sonidos: salga a caminar cualquier día y podrá oír el zumbido, el trino y el canto de los pájaros por sobre el bullicio del tráfico de la ciudad.
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Hasta los más pequeños de estos espacios silvestres son imanes para niños porque hoy en día la naturaleza es algo nuevo para ellos. Estoy fascinado con cómo la naturaleza en pequeña escala puede ser y sigue siendo algo memorable para los niños. Mi esposa y yo tenemos un lote de un octavo de acre en Houston y todos los años plantamos lupinos y otras flores silvestres de Texas en nuestro patio delantero. Cada primavera, vemos a niños y padres explorar las flores, sacar fotos o simplemente observar lo que a mí me gusta llamar “bee TV”. Tengo una vecina que plantó solo tres plantas de algodoncillo en una maceta grande. Ella y su hija se pasan horas observando a las mariposas monarca que vuelan sobre esas tres plantas.
Ahora formo parte de un equipo de The Nature Conservancy que está inculcando más naturaleza en las ciudades para ayudar a enfrentar los difíciles problemas de la ciudad, desde la plantación de árboles para disminuir las temperaturas en el verano hasta la creación de humedales que absorben las aguas pluviales contaminadas. En Houston, estamos diseñando un programa que usa la naturaleza para ayudar a proteger Bayou City de las inundaciones y el cambio climático, a través de plantas nativas. Cada vez que agregamos más naturaleza al paisaje de la ciudad, estamos recuperando el potencial de aventura.
Estos esfuerzos colectivos son importantes pero ¿qué pasaría si cada uno de nosotros también se comprometiera a buscar naturaleza urbana de una manera distinta? Creo que muchas veces nosotros, los adultos, nos angustiamos porque los niños de hoy no pueden salir a caminar ni pescar ni experimentar la naturaleza de la manera que lo hacíamos cuando éramos jóvenes. Pero no podemos ponernos tan nostálgicos. No hay una sola manera de explorar la naturaleza. Solo necesitamos centrarnos en ofrecerles a los niños cualquier experiencia basada en la naturaleza todos los días. El Parque Nacional Yellowstone es un lugar deslumbrante, pero un simple terreno de flores silvestres camino a la escuela puede despertar la imaginación de un niño.
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Entonces, plante unas plantas afuera de su casa. Convierta un lote vacío en un espacio seguro para que los niños exploren. Instale pequeños prados entre los campos de fútbol de la ciudad. No tiene que
ser gigante ni impecable. Puede ser pequeño, tener imperfecciones e incluso ser un poco riesgoso.
Hoy en día, cuando manejo por la ciudad, no veo callejones, estacionamientos ni edificios abandonados. Veo espacios vacíos que esperan para volver a ser silvestres. Es como un pequeño lienzo en blanco.
Como conservacionistas, debemos aprovechar la nobleza de la naturaleza para que más niños se interesen en explorar el espacio exterior. Las pantallas electrónicas siempre serán una tentación pero podemos equilibrar esas actividades en espacios cerrados devolviéndoles la naturaleza a las rutinas diarias de los niños. Al hacerlo, mejoraremos su salud, su creatividad y su autoestima. Y también ayudaremos a la naturaleza: los niños de hoy serán los próximos administradores del mundo natural. Ayudémoslos a aprender a amarlo.