El riesgo y la recompensa de la acción climática
Es tiempo de que las compañías muestren valor y ambición
Por Lynn Scarlett, jefa de asuntos externos | Octubre 21 de 2019
Las empresas reconocen cada vez más que hay riesgos asociados con el cambio climático. Los cada vez más severos patrones climáticos ya están golpeando a la economía y haciendo que varias partes del mundo sean más volátiles. Estos cambios provocan daños a la infraestructura, interrumpen las cadenas de suministro, lastiman la productividad agrícola e impactan en la salud humana. La Organización de las Naciones Unidas estima que el costo económico de los desastres relacionados con el clima llegó por sí solo a los dos mil 245 billones de dólares en las últimas dos décadas, un aumento de más del 150 por ciento respecto de las dos décadas anteriores.
Las empresas también enfrentan el riesgo que supone la variedad de voces que las presionan. El público, los consumidores, los inversores y los empleados, todos están pidiendo a las empresas que hagan más, y están escrutando a las compañías para asegurarse de que cumplen lo prometido.
Cada vez más, las empresas caen en cuenta del riesgo que corren si no actúan ante el cambio climático. También se están perdiendo las recompensas potenciales de ayudar a dar forma a una economía y un entorno regulatorio cambiantes antes de que ese cambio se dé sin ellas.
Sin importar cuál es la compañía o su ramo, las señales de mercado ahí están, y ya tenemos las soluciones ante ellas. Para la acción climática, así como para otras actividades empresariales, las compañías deben hacer lo que siempre han hecho: mejorar, invertir e innovar.
MEJORAR
La búsqueda constante maneras para hacer más con menos es una parte intrínseca de la forma en que los negocios se hacen competitivos y recortan costos, además de añadir valor para sus consumidores. Ganar en eficiencia y en resiliencia no es cuestión solamente de aportar algo de entrada. Es un proceso constante por el que las compañías constantemente reevalúan sus estrategias de negocio. Esto incluye lo que las empresas pueden hacer en sus operaciones y a lo largo de la cadena de valor.
Por ejemplo, las compañías que establecen objetivos basados en ciencia para llegar a la meta de tener emisiones netas de carbono iguales a cero, se están comprometiendo a hacer realidad la ambición del Acuerdo de París para el Clima, y la eficiencia energética es una de las principales maneras de abrir nuevos caminos de crecimiento para las empresas, al tiempo que se reducen las emisiones.
La reducción de desperdicios es otra área en la que las empresas siguen haciendo progresos. Los principios de la economía circular y de los servicios ambientales llevan a reducciones en áreas que incluyen el consumo de energía, el uso de agua, el desperdicio de comida y el exceso en el empaquetamiento, entre otras cosas. Entretanto, las empresas están aprovechando el valor de materiales que de otra forma se habrían ido al tiradero.
Para responder a las expectativas que enfrentan las empresas y alcanzar esos altos estándares ambientales, sociales y corporativos, deberán mejorar sus métodos de medición y reporte. Así podrán comunicar sus avances y asegurar que hay resultados transparentes.
INVERTIR
Las inversiones en la naturaleza han probado ser una forma de mantener un negocio. Las soluciones climáticas naturales, por ejemplo, son a un tiempo una estrategia para la mitigación y para la adaptación. Necesitamos reducir las emisiones a través de las soluciones climáticas naturales, además de trabajar en materia de energía, procesos industriales y transporte.
Las soluciones climáticas naturales –basadas en la conservación, restauración y manejo de los bosques, los pastizales y los humedales- pueden aportar hasta un tercio de las reducciones requeridas para 2030. Al mismo tiempo, detonan el desarrollo económico, conservan la biodiversidad, mejoran la resiliencia agropecuaria y son clave para lograr las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París para el Clima.
Los mecanismos de financiamiento y de seguros son un área de oportunidad poco explorada, aunque se está viendo cómo se usa el capital en la protección de arrecifes de coral, sabanas y cordilleras.
INNOVAR
Lograr los retos de reducción de emisiones requiere de un proceso dramático de innovación en todos los sectores, incluyendo la agricultura, la energía, el transporte, la construcción, las tecnologías de la información y mucho más. Desde las empresas recién formadas hasta las de la lista de Fortune 500, la acción climática no puede existir en los márgenes de la empresa. La innovación puede y debe tomar varias formas:
- Innovación tecnológica. Las consideraciones climáticas son ahora centrales para la innovación que ayudará a superar las restricciones de la oferta y las presiones de la demanda. Las empresas están desarrollando soluciones inteligentes para lidiar con retos urgentes, como hacer que las pesquerías sean más sustentables, cuantificar los beneficios económicos de la naturaleza, crear mejor software para ayudar al almacenamiento de energía renovable en baterías y mejorar la calidad del agua y aumentar su cantidad.
- Innovación institucional. Muchas veces pasada por alto, la innovación institucional es un aspecto importante del emprendimiento, del dinamismo económico y del progreso ambiental. Para el emprendedurismo ambiental, los nuevos arreglos institucionales que mejoran el desempeño ambiental y de energía caen en varias categorías, incluyendo los nuevos contratos, la cadena de suministros y las relaciones de servicio entre productores y proveedores, empleadores y empleados, marcas y consumidores. El cambio cultural en estos niveles es clave para poner en práctica la sustentabilidad.
- Innovación en políticas. Las políticas públicas pueden eliminar barreras a la acción, catalizar incentivos para la energía limpia y lidiar con la contaminación, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Crear economías bajas en carbono puede ser una de las tareas más difíciles que ha tenido la humanidad, pero los beneficios del éxito en ella pueden ser profundos. Como sociedad, ¿cómo incentivamos y recompensamos en forma efectiva a las empresas que den los pasos correctos al tiempo que establecemos políticas públicas para que sigan otras empresas?
Valentía ante el cambio climático
A pesar de la abundancia de oportunidades, el verdadero reto para la conservación no es cómo actúen las compañías individuales, sino cómo acelerar juntos. Un obstáculo importante es que entendemos al sector privado con el lente del riesgo. Pero debemos centrarnos también en las oportunidades. ¿Cómo podemos trabajar con las empresas para vencer los riesgos y cosechar las recompensas de la acción climática?
Nadie puede hacer esto solo, pero muchas veces señalamos a una u otra compañía por su liderazgo o porque va retrasada. Esto no anima al sector privado a ser valiente ante el cambio climático, que es lo que necesitamos. El enfoque del riesgo desvía la atención de las empresas y las aleja de la acción audaz y de la acción colectiva.
Un esfuerzo para incluir a las empresas en la conversación es el Diálogo Climático de los Directores, una iniciativa conjunta de empresas y ONG para concentrarse en las soluciones de política pública. Asociarse con empresas que impulsen el cambio y ensanchen los límites actuales de nuestra ambición será un catalizador importante para ir más allá de los pequeños gestos y del cumplimiento con la regulación hacia el cambio y la innovación de fondo.
La revolución industrial ecológica
Por mera necesidad, estamos al borde de una revolución de la forma en que operan nuestra sociedad y nuestras empresas. Nuestro manejo de los recursos no puede seguir su trayectoria actual. Por eso debemos volcarnos en la revolución industrial ecológica.
Como modelo económico, la ecología industrial se refiere a la incorporación de valores ambientales a la toma de decisiones sobre procesos y diseño de productos. Implica una búsqueda sistemática de oportunidades para reducir los impactos ambientales como forma de reducir costos y de aumentar los beneficios a los consumidores.
Como estrategia práctica de negocios, la ecología industrial puede generar nuevas estructuras organizacionales dentro de las empresas, nuevas relaciones entre las empresas y sus clientes y nuevas relaciones entre las empresas mismas. La ecología industrial ofrece un enfoque por el que las compañías podrán hallar oportunidades para mejorar la productividad de sus recursos y añadir valor para sus clientes.
La revolución hacia la ecología industrial ya está en marcha. Está ocurriendo en gobiernos, sociedad y empresas, y el paso y la escala de la revolución no harán más que acelerar. La tarea que sigue es entrar de lleno a la revolución, no solamente entre los negocios individuales, sino a una escala global y con los sectores público y privado avanzando en la misma dirección. Es un camino clave para la acción colectiva que incluye a las empresas como compañeros en la lucha contra el cambio climático y otros retos ambientales, al tiempo que se hacen realidad nuevas oportunidades de negocio.
Una versión de este texto apareció en Ethical Corporation
28 de octubre de 2019
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