Una representación aérea del gran chaco argentino.
Vista Aerea Gran Chaco Sobrevuelo sobre una porción del Gran Chaco Argentino, específicamente sobre la cuenca del río Pulcomayo. © Proyungas

Perspectivas

Regenerar el Gran Chaco

por Mauricio Castro Schmitz, Líder de la estrategia R2A y Ashleigh Papp

Un sistema agropecuario regenerativo podría restaurar los suelos agotados en el segundo bosque más grande de América del Sur para crear un crecimiento positivo para las comunidades, la economía y la vida silvestre.

Desde lo alto del cielo, se ve como un extenso mosaico de verdes y marrones. Acercándonos a la tierra, los colores se materializan en un crisol de amplias sabanas, intrincados bosques secos y humedales estrechos. Los tonos neutros de bronceado dominan el paisaje. Aunque la lluvia es escasa, las plantas y la vida silvestre conviven con millones de personas en este paisaje crítico para la alimentación global. 

Bienvenido al Gran Chaco, un vasto bioma que abarca cuatro países de América del Sur: Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia, con aproximadamente el 60% de su tierra ubicada en Argentina. Aquí yace el segundo bosque más grande del mundo después de la Amazonia y uno de los últimos reductos de biodiversidad de América Latina.

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Terrenos de caza históricos

Durante siglos, los pueblos indígenas de esta región rica y diversa han dependido de la salud del paisaje para su propia salud y supervivencia. De hecho, el nombre del Gran Chaco se deriva de la palabra "chaku" que se traduce como "coto de caza" en quechua, una lengua indígena originaria de esta parte de América del Sur. Pero el Gran Chaco, como muchas áreas abiertas de tierra en Argentina, se ve muy diferente hoy. Lo que alguna vez fue un granero para la comunidad local, ahora también se ha convertido en un proveedor global de un puñado de productos básicos.

Durante los últimos cien años, los bosques del Gran Chaco han ido cambiando, primero para impulsar la expansión del sistema ferroviario argentino y luego para dar paso a las operaciones agrícolas y ganaderas. Durante los últimos veinte años, estos pastizales amplios se han convertido en campos de cultivo de soja a gran escala o para la producción ganadera. En un paisaje que se extiende por más de un millón de kilómetros cuadrados (aproximadamente cuatro veces el tamaño del Reino Unido), se estima que el 25% ha sido despejado para la expansión agrícola.

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Cultivar la misma cosecha año tras año ha dado lugar a suelos con exceso de trabajo y desnutridos que dependen de fertilizantes sintéticos para su productividad.

Cultivar la misma cosecha año tras año ha dado lugar a suelos con exceso de trabajo y desnutridos que dependen de fertilizantes sintéticos para su productividad. Los bosques que alguna vez sirvieron como corredores para especies como jaguares y osos hormigueros gigantes, han sido talados. Estos cambios no solo amenazan la biodiversidad, sino que impactan dramáticamente la capacidad de la región para responder al cambio climático y hacer frente a los desastres naturales. Menos árboles significan temperaturas más altas, emisiones de carbono elevadas; suelos secos y agotados que tienen más probabilidades de erosionarse durante inundaciones o sequías, lo que amenaza no solo la calidad y cantidad del agua, sino también la seguridad alimentaria de la región.

 

Utilizar la naturaleza para ayudar a la naturaleza

En 2015, The Nature Conservancy (TNC) comenzó a trabajar con agricultores locales y operaciones agrícolas más grandes en el Chaco para introducir el concepto de Agricultura Regenerativa, una solución basada en la naturaleza que había sido utilizada por las comunidades indígenas en el Gran Chaco hace siglos. Se basa en el principio de devolver a la naturaleza los recursos necesarios para producir alimentos (suelo sano, agua, biodiversidad), para que pueda seguir produciendo año tras año. Este enfoque regenerativo mantiene los rendimientos y ayuda a evitar la deforestación a través de un enfoque de paisaje productivo que incluye la conservación y la restauración del hábitat.

Por ejemplo, una de las formas en que los agricultores de soja en el Gran Chaco están trabajando para reponer los nutrientes de su suelo es plantando plantas pequeñas entre hileras de cultivos. Estas plantas, conocidas como cultivos de cobertura, no se cosechan para obtener ingresos, sino que su rol es ayudar a incorporar minerales en el suelo para ayudar a impulsar la productividad en general y prevenir la erosión.

Los ganaderos del Gran Chaco también están descubriendo cómo aprovechar los beneficios de los ecosistemas naturales para mejorar la producción ganadera.  Tomando como base lineamientos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina, los ganaderos han comenzado a dejar que el ganado pastee en los bosques en lugar de limpiar más tierra para el abrir campos de pastoreo. Este enfoque no funciona para todos los ganaderos, pero es una alternativa viable para las operaciones de ganadería de tamaño pequeño a mediano. El pastoreo forestal proporciona una gama más amplia de opciones de alimentación para el ganado, además de sombra y reparo del calor intenso. A cambio, el ganado fertiliza el ecosistema e incluso ayuda a esparcir la semilla de los algarrobos, especie vital para la conservación de los bosques del Gran Chaco.

 

Un rebaño de cabras pastorea libremente un area forestal.
Gran Chaco El pastoreo forestal proporciona muchos beneficios para el ganado. © Elisa Carrion-Narvaez
Un pequeño espacio de tierra siendo utilizado para crecer especies florales y calabaza.
Gran Chaco Los pequeños productores están descubriendo cómo aprovechar los beneficios de los ecosistemas naturales para mejorar la producción © Elisa Carrion-Narvaez
Gran Chaco El pastoreo forestal proporciona muchos beneficios para el ganado. © Elisa Carrion-Narvaez
Gran Chaco Los pequeños productores están descubriendo cómo aprovechar los beneficios de los ecosistemas naturales para mejorar la producción © Elisa Carrion-Narvaez

Donde prosperan las comunidades locales

Además de construir operaciones agropecuarias más saludables, las prácticas regenerativas en este paisaje crítico para la alimentación mundial, también ayudan a mejorar la economía de las comunidades locales. Los agricultores que utilizan estas prácticas en el Gran Chaco pueden mejorar el manejo de sus tierras y producir cultivos de mejor calidad. La adopción de un enfoque regenerativo para la producción agropecuaria también aumenta la resiliencia de los suelos y la capacidad del ecosistema para adaptarse al cambio climático, lo que también se traduce en una recuperación más rápida frente a eventos climáticos extremos.

A lo largo de los años que TNC ha estado trabajando con pequeños agricultores, hemos aprendido que implementar prácticas regenerativas es un desafío, y trabajar con los agricultores en un enfoque sistémico es clave. Una práctica exitosa ha sido fomentar el acercamiento agricultor a agricultor, conectando a los agricultores que ya están usando prácticas regenerativas con aquellos que aún no han comenzado, para que puedan compartir las mejores prácticas y consejos "sobre el terreno", de “vecino a vecino”.

Lograr que los agricultores pequeños, medianos y grandes adopten prácticas de agricultura regenerativa sigue siendo nuestra principal prioridad en el Gran Chaco. Recientemente se han logrado avances alentadores; uno de los principales productores agrícolas del mundo se comprometió a obtener el 50% de sus ingredientes, como la soja, de granjas regenerativas en el Gran Chaco para 2030. 

Sin embargo, solo tenemos una década para cambiar el curso de nuestro planeta y necesitamos cambiar urgentemente a un sistema alimentario que restaure la naturaleza en lugar de continuar agotándola. El Gran Chaco puede servir como campo de pruebas sobre cómo la producción de alimentos a gran escala puede prosperar junto con las pequeñas granjas al tiempo que se preserva la biodiversidad y se apunta a una economía alimentaria local invirtiendo en soluciones basadas en la naturaleza. Campos agrícolas ricos y suelos y bosque sanos, producción de alimentos saludables para apoyar la salud de las comunidades: eso es lo que podremos ganar aquí, en el Gran Chaco, esa es nuestra definición de éxito.

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Solo tenemos una década para cambiar el curso de nuestro planeta y necesitamos cambiar urgentemente a un sistema alimentario que restaure la naturaleza en lugar de continuar agotándola.

Algunas plantas nativas del Chaco con la apariencia de un aloe vera.
Bromelia hieronymi planta nativa del Chaco, que favorece el crecimiento de otras especies arbóreasy es usada por el pueblo Wichi para tejer redes de pesca y vestimenta. © Gustavo Marino
Una Ceiba Chodatii muestra su característica 'barriga' en su tronco.
Ceiba chodatii árbol nativo del Chaco. Su tronco con forma de botella retiene agua para enfrentar sequía. Su madera blanda es de uso artesanal y ancestral. © Gustavo Marino
Bromelia hieronymi planta nativa del Chaco, que favorece el crecimiento de otras especies arbóreasy es usada por el pueblo Wichi para tejer redes de pesca y vestimenta. © Gustavo Marino
Ceiba chodatii árbol nativo del Chaco. Su tronco con forma de botella retiene agua para enfrentar sequía. Su madera blanda es de uso artesanal y ancestral. © Gustavo Marino