Perspectivas

La ciencia de la sostenibilidad

¿Es posible que un camino unificado para el desarrollo y la conservación conduzca a un futuro mejor?

Vista aérea de carreteras que atraviesan un bosque de árboles
La ciencia de la sostenibilidad ¿Es posible que un camino unificado para el desarrollo y la conservación conduzca a un futuro mejor? © Edouard Ki

Es posible que el Cerrado no sea tan conocido como la Amazonía, aunque esta vasta sabana tropical de Brasil tiene mucho en común con ese destino, tal vez más conocido. El Cerrado también es un punto de acceso a la biodiversidad mundial, con miles de especies que solo se encuentran allí, y es además un área crucial en la lucha contra el cambio climático, ya que actúa como una gran reserva de carbono.

Pero Brasil es uno de los dos principales productores de soja del mundo —el cultivo es uno de los productos básicos más importantes del país y un elemento fundamental en el abastecimiento global de alimentos— y ese éxito está llevando al Cerrado al deterioro. Hasta la fecha, cerca del 46 % del Cerrado se ha deforestado o transformado para la agricultura.

Sin embargo, una mayor producción de soja no significa necesariamente la conversión de más hábitat natural. Una nueva herramienta de datos espaciales está ayudando a identificar los mejores lugares para expandir la soja sin necesidad de invadir los paisajes nativos del Cerrado. Además, gracias al trabajo conjunto de comerciantes y banqueros que ofrecen financiamiento preferencial a los agricultores que se extienden a tierras ya convertidas, Brasil puede continuar produciendo este importante cultivo, y al mismo tiempo proteger el hábitat nativo y ofrecer más estabilidad financiera a los agricultores.

Ciertamente, el Cerrado es solo una región de un inmenso planeta, pero estas iniciativas recientes para protegerlo representan una nueva manera de pensar acerca de la relación entre la conservación y nuestras crecientes demandas humanas. Es parte de un nuevo modelo de colaboración multisectorial que tiene por objeto la creación de un mundo preparado para los desafíos de sostenibilidad futuros.

¿Es este mundo posible? Aquí presentamos una nueva visión con base científica que dice que “sí”, aunque serán necesarias nuevas formas de colaboración entre sectores tradicionalmente desconectados, y en una escala casi sin precedentes.

I. Una opción falsa

Muchas personas suponen que los intereses económicos y los ambientales están en conflicto. Sin embargo, una nueva investigación plantea que esta percepción del desarrollo frente a la conservación no es solo innecesaria sino también contraproducente para ambos fines. El logro de un futuro sostenible dependerá de nuestra capacidad para asegurar tanto comunidades humanas prósperas como ecosistemas naturales abundantes y saludables.

The Nature Conservancy se unió a la Universidad de Minnesota y a otras once organizaciones para plantear si es posible lograr un futuro en el que se puedan contemplar las necesidades tanto de las personas como de la naturaleza. ¿Podemos realmente satisfacer las necesidades de alimentos, agua y energía de las personas y al mismo tiempo proteger aún más la naturaleza?

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La percepción del desarrollo frente a la conservación no solo es innecesaria, sino también contraproducente para ambos fines.

Para responder a esta pregunta, comparamos cómo será el mundo en 2050 si el desarrollo económico y humano avanza de la manera “habitual” y cómo se vería si, en cambio, unimos fuerzas para implementar un camino “sostenible” mediante una serie de soluciones justas y tecnológicamente viables para los desafíos que quedan por resolver.

En ambas opciones, utilizamos las principales previsiones de crecimiento de la población y el producto bruto interno para calcular cómo evolucionará la demanda de alimentos, energía y agua entre 2010 y 2050. En un escenario habitual, cumplimos con las expectativas y tendencias existentes en cuanto a cómo esos cambios afectarán el uso de la tierra y el agua, la calidad del aire, el clima, las áreas de hábitat protegido y la gestión de la pesca oceánica. En un escenario más sostenible, propusimos cambios en la manera y el lugar de producción de alimentos y energía, y preguntamos si estos ajustes podrían dar mejores resultados para los mismos componentes del bienestar humano y la naturaleza. Nuestras conclusiones completas se describen en un artículo revisado por pares: “An Attainable Global Vision for Conservation and Human Well-Being”(Una visión global alcanzable para la conservación y el bienestar humano), publicado en Frontiers in Ecology and the Environment .

Con estos escenarios, nos es posible preguntar: ¿podemos hacerlo mejor?, ¿podemos diseñar un futuro que contemple las necesidades de las personas sin degradar aún más la naturaleza en el proceso?

Nuestra respuesta es “sí”, aunque este proceso viene acompañado de varias “condiciones”. Hay un camino para llegar allí, pero los asuntos son urgentes: si queremos cumplir estos objetivos para mediados de siglo, será necesario acrecentar nuestros esfuerzos ahora de manera radical. La próxima década es fundamental.

Por otra parte, un cambio de rumbo en los próximos diez años requerirá la colaboración global en una escala que tal vez no se ve desde la Segunda Guerra Mundial. La impresión generalizada de que los objetivos económicos y ambientales son mutuamente excluyentes ha contribuido a la falta de conexión entre los grupos sociales clave mejor equipados para resolver problemas interconectados, es decir, las comunidades de salud pública, desarrollo, finanzas y conservación. Esto tiene que cambiar.

La buena noticia es que la protección de la naturaleza y el suministro de agua, alimentos y energía a un mundo en crecimiento no tienen que ser una elección entre dos opciones. En nuestra opinión, se requieren iniciativas inteligentes de energía, agua, aire, salud y ecosistemas que equilibren las necesidades de crecimiento económico y la conservación de los recursos por igual. En lugar de un “juego donde nadie gana ni pierde”, estos elementos son lados equilibrados de una ecuación, que revelan el camino hacia un futuro donde las personas y la naturaleza prosperan juntas.

Vista de la Bahía Inglesa en Vancouver, Canadá, al atardecer.

II. Dos caminos al 2050

Esta visión no se desvía totalmente de lo que otros han ofrecido. Varios científicos y organizaciones destacados han presentado ideas importantes y reflexivas para un futuro sostenible; sin embargo, con frecuencia estos planes consideran las necesidades de las personas y la naturaleza de manera aislada unas de otras, utilizan análisis limitados a ciertos sectores o geografías, o suponen hacer algunas concesiones difíciles, como la desaceleración del crecimiento de la población mundial, la reducción en el crecimiento del PBI o la eliminación de la carne de las dietas. En nuestra nueva investigación, se considera el desarrollo económico global y las necesidades de conservación en conjunto, de manera más integral, para encontrar un camino sostenible hacia el futuro.

¿Cómo podría ser un futuro diferente? Hemos utilizado como nuestro estándar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, un conjunto de 17 medidas para “un mundo en el que todas las personas estén alimentadas, sanas, tengan empleo, educación, se sientan fortalecidas y prósperas, pero no a expensas de otras vidas en la Tierra”. Nuestro análisis responde directamente a diez de esos objetivos. Al usar los ODS como nuestra guía, imaginamos un mundo en 2050 muy diferente al de hoy, y sustancialmente diferente al que enfrentaremos si mantenemos el statu quo.

Para completar nuestra evaluación de un camino “habitual” frente a uno más sostenible, observamos 14 mediciones que incluyen el cambio de temperatura, los niveles de dióxido de carbono, la contaminación del aire, el consumo de agua, las huellas de alimentos y energía, y las áreas protegidas.

Durante los próximos 30 años, sabemos que vamos a enfrentar un rápido crecimiento de la población y mayores presiones sobre nuestros recursos naturales. Las estadísticas son alarmantes: con una población mundial de 9,7 mil millones de personas para 2050, podemos esperar un aumento del 54 % en la demanda mundial de alimentos y del 56 % en la demanda de energía. Si bien es posible hacer frente a estas necesidades crecientes y lograr la sostenibilidad, es útil analizar adónde nos llevará el statu quo.

La Organización Mundial de la Salud, el Foro Económico Mundial y otras organizaciones de desarrollo global líderes ahora afirman que la contaminación del aire y la escasez de agua —los desafíos ambientales— se encuentran entre los mayores peligros para la salud humana y la prosperidad. Y nuestro análisis tradicional deja en claro lo que muchos ya temen: que el desarrollo humano basado en las mismas prácticas que utilizamos hoy no nos preparará para un mundo con casi diez mil millones de personas.

En pocas palabras, si seguimos en este camino, nos arriesgamos a quedar atrapados en un ciclo de creciente escasez: nuestras oportunidades de crecimiento muy limitadas y nuestros paisajes naturales seriamente degradados. En esta “evolución sin cambios”, podemos esperar un aumento de 3,2 °C de la temperatura global; 4,9 mil millones más de personas afectadas por una mayor contaminación del aire; una sobrepesca del 84 % de las reservas ictiológicas y 2,75 mil millones de personas perjudicadas por una mayor escasez de agua. La pérdida de hábitats continúa, y deja intactos menos del 50 % de las praderas nativas y varios tipos de bosques.

Ahora bien, si hacemos cambios en el lugar y la manera en que atendemos las demandas de alimentos, agua y energía para la misma población y riqueza global en crecimiento, para mediados de siglo es posible que el panorama se vea muy diferente. Este camino de “sostenibilidad” incluye un aumento de la temperatura global limitado a 1,6 °C (que cumple con los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático), cero sobrepesca con mayores rendimientos de la industria, una caída del 90 % en la exposición a la peligrosa contaminación del aire y menos personas, ríos y campos agrícolas que sufran escasez de agua. Es posible cumplir estos objetivos al mismo tiempo que se extienden los hábitats naturales tanto dentro como fuera de áreas protegidas. Todos los países signatarios de las Metas de Aichi cumplen con los objetivos de protección del hábitat; más del 50 % de las regiones ecológicas permanece intacta, excepto las praderas templadas (de las cuales, en la actualidad, más del 50 % ya se ha convertido).

Vista aérea de aerogeneradores en terrenos agrícolas de los Estados Unidos

III. Cuáles son las posibilidades

Lograr este futuro sostenible para las personas y la naturaleza es posible con la tecnología y el consumo actuales y previstos, aunque solo con cambios importantes en los patrones de producción. Para hacer estos cambios, será necesario superar importantes desafíos económicos, sociales y políticos. En pocas palabras, no es probable que nuestro futuro esté determinado por los límites biofísicos del planeta, sino más bien por nuestra voluntad de pensar y actuar de manera diferente al poner el desarrollo económico y el medio ambiente en iguales condiciones que las partes centrales de la misma ecuación.

Clima, energía y calidad del aire

Quizás la necesidad de cambio más urgente sea el uso de la energía. Para poder satisfacer la creciente demanda de energía y mantener el clima dentro de límites seguros, tendremos que modificar la manera en que producimos energía, mediante la reducción de las emisiones de carbono y otros productos químicos nocivos.

En un escenario habitual, el 76 % de la energía total en 2050 aún corresponderá a los combustibles fósiles. Con un enfoque más sostenible, se podría reducir esa participación al 13 % para el año 2050. Si bien esto es un cambio brusco, es necesario para contener el flujo de gases nocivos de efecto invernadero a la atmósfera.

La reducción de la energía basada en carbono podría compensarse al aumentar la proporción de energía de fuentes renovables a un 54 % y la energía nuclear a un tercio de la producción total de energía, lo que representa un total de casi el 85 % de la demanda mundial de energía proveniente de fuentes de combustibles no fósiles.

Además, solo podremos alcanzar el menor impacto climático si eliminamos el carbono existente de la atmósfera. Esto se puede lograr a través de una mayor inversión en los esfuerzos de captura y almacenamiento de carbono, incluidas las soluciones climáticas naturales: estrategias de manejo de la tierra como la prevención de la pérdida de bosques, la reforestación, las inversiones en sanidad del suelo y la restauración de ecosistemas costeros.

El beneficio neto de estos esfuerzos de redistribución de energía es doble. En primer lugar, reducen la velocidad a la que los gases de efecto invernadero fluyen hacia el aire, lo que lleva las proyecciones de carbono a la atmósfera a 442 partes por millón, en comparación con las estimaciones habituales que acercan el nivel a 520 ppm.

En segundo lugar, estos cambios de fuente de energía darían lugar a una marcada disminución en la contaminación del aire por partículas. Nuestros modelos demuestran que el mayor uso de combustibles fósiles en el escenario habitual puede exponer a la mitad de las personas del planeta a una calidad de aire más pobre para el 2050. En un ambiente sostenible, esa cifra se reduce a solo el 7 % de los habitantes del mundo, gracias a menores emisiones de partículas procedentes de fuentes de energía renovables y nucleares.


Estudios de caso:

  • Bosques que combaten el cambio climático: la región brasileña de la sierra de la Mantiqueira demuestra cómo la reforestación puede hacer frente al cambio climático, mejorar el suministro de agua y aumentar los ingresos en las comunidades rurales. Obtener más información
  • ¿Pueden ser los árboles una receta para la salud urbana?: conservacionistas, organizaciones comunitarias e investigadores de salud pública se unieron para plantar árboles en Louisville, Kentucky, y controlar su impacto en la calidad del aire y la salud de los habitantes. Obtener más información

 

Cerca del embalse de Cachoeira en Brasil.
tala de árboles Vista aérea de la tala de árboles cerca del embalse de Cachoeira, Brasil. © Scott Warren

Alimentos, hábitat y crecimiento de la ciudad

El cumplimiento de los objetivos sostenibles que proponemos requiere un segundo frente en tierra para cambiar la manera en que usamos las propiedades disponibles y el lugar que elegimos para llevar a cabo las actividades necesarias. En general, los cambios que incluimos en nuestra visión más sostenible permiten al mundo responder a las demandas mundiales de alimentos, agua y energía sin necesidad de una conversión adicional del hábitat natural, un resultado que no es posible en el escenario tradicional.

Si bien dejar de depender de los combustibles fósiles es fundamental para cumplir con los objetivos climáticos, el establecimiento de la nueva infraestructura de energía renovable presentará desafíos en el uso de la tierra. La producción de energía renovable ocupa espacio, y si no está bien ubicada, puede tener sus propios efectos negativos en la naturaleza y los servicios para las personas. En nuestro camino más sostenible, abordamos este desafío al darle prioridad al uso de tierras ya convertidas para el desarrollo de energías renovables, lo cual disminuye el impacto de la energía eólica y solar en el hábitat natural. También evitamos la ampliación de los biocombustibles, ya que se sabe que requieren una extensa área de tierra para la producción, lo que genera conflictos con el hábitat natural y la seguridad alimentaria.

Lo que quizás resulta más alentador es que demostramos que es posible atender las necesidades futuras de alimentos en menos tierras agrícolas de las que se utilizan en la actualidad. En especial, nuestro escenario mantiene la combinación de cultivos en cada región de la misma manera, para no interrumpir las culturas, las tecnologías, la capacidad o el conocimiento existente de los cultivos de los agricultores. En su lugar, proponemos trasladar los cultivos dentro de las regiones, destinar los cultivos “que necesitan mucha agua” a las zonas con más agua y adaptar las necesidades de nutrientes de los diferentes cultivos a los suelos disponibles.

A diferencia de algunas proyecciones utilizadas por terceros, para este escenario, no incluimos las expectativas de la dieta, y ajustamos el consumo de carne con las expectativas habituales. Reducir las huellas futuras de tierras agrícolas, agua y contaminación sería aún más fácil si pudiéramos disminuir el consumo de carne, en especial en los países de ingresos medios y altos donde las necesidades nutricionales están cubiertas.

Mientras tanto, en el frente de la protección de la tierra, nuestro análisis está guiado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la plataforma mundial líder que la mayoría de los países han firmado. Cada país signatario ha acordado proteger hasta el 17 % de cada tipo de hábitat dentro de sus fronteras. Si bien muchos países no lograrán este objetivo en el escenario habitual, sí es posible con nuestra opción más sostenible.

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Al hacer cambios en el uso de alimentos, agua y energía, podemos proteger mejor casi todos los tipos de hábitat.

Sabemos que el 17 % es un número imperfecto, y muchos creen que se necesita un hábitat más natural para permitir que la biodiversidad del mundo prospere. Al mirar más allá de las áreas protegidas, vemos otras diferencias en los posibles futuros que enfrentamos. Nuestra opción más sostenible conserva 577 millones de hectáreas de hábitat natural más que el escenario habitual, gran parte de ellas fuera de las áreas protegidas. Durante mucho tiempo, la conservación se ha centrado en la representación: no solo es importante conservar grandes áreas, sino también que representen diferentes tipos de hábitat. Si continuamos como de costumbre, para mediados del siglo habremos perdido más de la mitad de los principales tipos de hábitat, incluidos los bosques templados de frondosas y mixtos, los bosques mediterráneos y las praderas y matorrales templados. Las sabanas y praderas inundadas y tropicales también se acercan a este nivel de pérdida.

Sin embargo, con los cambios propuestos en el uso de alimentos, agua y energía podemos mejorar todos los hábitats en nuestro escenario más sostenible. Las praderas templadas —un bioma que ya ha perdido más del 50 % de su extensión mundial en la actualidad— son la única excepción. En general, el escenario más sostenible muestra un futuro que sería en gran medida compatible con las nuevas opiniones, que sugieren proteger la mitad del sistema de tierras del mundo.


Estudio de caso:

  • Manejo de la soja en expansión: una asociación entre empresas y grupos sin fines de lucro en Brasil ayudará a los agricultores a sembrar soja en las áreas en las que tenga el menor impacto sobre los hábitats naturales. Obtener más información

 
Canal del río sinuoso Un río se extiende formando curvas y vueltas hasta el lago Iliamna en el sudoeste de Alaska, Estados Unidos.

Agua potable, cuencas fluviales e industria pesquera

El agua presenta un complejo conjunto de desafíos. Al igual que la tierra, es a la vez un recurso y un hábitat. Los recursos de agua dulce son cada vez más escasos mientras que los ecosistemas oceánicos están sobrecargados por la pesca no regulada y la contaminación. Con las proyecciones habituales, se estima que para el año 2050, 2,75 mil millones de personas sufrirán escasez de agua y 770 cuencas hidrográficas experimentarán falta de agua. En el escenario sostenible, en especial África y Asia Central tendrán una menor cantidad de cuencas con escasez de agua.

Los cambios en las fuentes de energía y la producción de alimentos (consultar secciones anteriores) conducirían a importantes ahorros de agua al reducir su uso como refrigerante en la producción de energía y al trasladar los cultivos a las zonas en donde necesitan menos riego. Gracias a estos cambios, nuestra opción más sostenible para el futuro podrá liberar de la posible escasez de agua a 104 millones de personas y biodiversidad en 25 cuencas hidrográficas importantes.

Mientras tanto, en los mares, nos encontramos con una inspiradora posibilidad para la pesca. Continuar con la gestión pesquera como de costumbre añade mayor tensión sobre los océanos y el sistema alimentario mundial ya que disminuyen las reservas, lo que reduce aún más los alimentos de los mares de los que dependemos. Sin embargo, una gestión más sostenible de la pesca es posible. Nuestras proyecciones, que utilizan un modelo de pesca líder, demuestran que adoptar una gestión sostenible en toda la industria pesquera para mediados de siglo aumentaría el rendimiento en más de un cuarto de lo que vimos en 2010.

Y, si bien sabemos que la acuicultura es un componente seguro para el futuro de los peces y los alimentos, aún quedan muchas preguntas sobre cómo crecerá esta industria, y cómo se le puede dar forma para que sea una parte de bajo impacto del sistema alimentario mundial. Teniendo en cuenta estas incógnitas, en nuestras visiones del futuro mantuvimos el crecimiento de la acuicultura de la misma manera.


Estudios de caso:

  • Las ciudades y los agricultores encuentran un terreno común en el agua: las prácticas agrícolas más inteligentes en la cuenca superior del río Tana en Kenia están dando como resultado mejores rendimientos para los agricultores y suministros de agua más confiables para la ciudad de Nairobi. Obtener más información
  • La tecnología ofrece esperanza para los peces: gracias a una nueva aplicación móvil que está en fase piloto en Indonesia, es posible ayudar a llenar un vacío crucial en la gestión de la pesca: proporciona datos precisos sobre qué especies se capturan en qué lugares. Obtener más información

 

La tierra se encuentra con el mar en la ciudad de Uruma, Japón.

IV. El camino a seguir

Este análisis no representa una panacea para la creciente necesidad de desarrollo económico del planeta o para los desafíos ambientales que tenemos por delante. Pero sí ofrece un punto de vista optimista y una visión general que puede servir como punto de partida para ulteriores debates.

Nuestro objetivo es plantear nuevas preguntas, y en última instancia, nuevas soluciones a nuestros problemas conocidos. Presentamos uno de los muchos caminos posibles hacia un futuro diferente, y damos la bienvenida a colaboradores afines y críticos productivos para que compartan sus puntos de vista con nosotros. Alentamos a las personas de toda la sociedad a unirse a la conversación, a llenar los vacíos donde existan y a poner en nuestro conocimiento otras cuestiones importantes. Por sobre todas las cosas, hacemos un llamado a las comunidades de desarrollo (por ejemplo, energía, agricultura, infraestructura), salud y finanzas, entre otras, a trabajar con nosotros para encontrar nuevas maneras de actuar juntos.

Finalmente, al exponer un camino viable hacia la sostenibilidad que atienda tanto a las necesidades de los intereses económicos como los ambientales —objetivos que durante mucho tiempo se pensó que eran mutuamente excluyentes— esperamos inspirar a la comunidad mundial a participar en el difícil pero necesario diálogo social, económico y político, que puede hacer que un futuro sostenible sea una realidad.

La protección de la naturaleza y el suministro de agua, alimentos y energía al mundo no tienen que ser una elección entre dos opciones. La naturaleza y el desarrollo humano son factores centrales de una misma ecuación. Tenemos a nuestra disposición la experiencia y los conocimientos de múltiples sectores necesarios para tomar decisiones informadas para el bien de la vida en nuestro planeta, así que vamos a utilizarlo de forma inteligente. Nuestra ciencia asegura que existe un camino.

Únase a nosotros para trazar un nuevo camino hacia el 2050 al ayudar a las personas y la naturaleza a prosperar, juntos.

Oportunidades para participar

El diseño de estrategias para abordar los desafíos globales para las personas y la naturaleza requiere la integración de distintos conjuntos de evidencia que en la actualidad se encuentran ampliamente marginados. A medida que los responsables de los sectores de la salud, el desarrollo y el medio ambiente cambian para actuar de manera conjunta, enfrentan desafíos en la búsqueda e interpretación de pruebas sobre las interrelaciones del sector y, por lo tanto, en el desarrollo de respuestas eficaces basadas en la evidencia.

Obtenga más información sobre estas nuevas alianzas que ofrecen oportunidades para participar y conectarse con recursos compartidos.

  • Bridge Collaborative

    Bridge Collaborative une a las personas y organizaciones en salud, desarrollo y medio ambiente con la evidencia y las herramientas para hacer frente a los desafíos más apremiantes del mundo. Obtener más información

  • Logo de SNAPP

    Science for Nature and People Partnership

    SNAPP imagina un mundo en donde la protección y la promoción de la naturaleza funciona conjuntamente con el desarrollo sostenible y la mejora del bienestar humano. Obtener más información

  • Wicked Econfest Logo

    Wicked Econ Fest

    Los Wicked Econ Fests son talleres entre los principales expertos en economía, finanzas, conservación y políticas para afrontar retos específicos, impulsados por decisiones. Obtener más información

  • una hoja vista muy de cerca

    Nuestra visión

    Consulte nuestras últimas ideas y soluciones prácticas para algunos de los retos más complejos que enfrentan las personas y el planeta. Explora nuestras ideas