Punta Gorda, Florida donde el desarrollo costero es vulnerable a tormentas.

Perspectivas

Ganar en resiliencia costera con innovación

Por Andrew Deutz, The Nature Conservancy, y Jan Kellett, Naciones Unidas para el Desarrollo

PUNTOS CLAVE:
 
  • Las zonas costeras son hogar del 60 por ciento de la población del planeta, además de contener recursos económicos cruciales y ecosistemas invaluables.
  • Sin embargo, estas regiones están cada vez más amenazadas por los impactos del cambio climático y el financiamiento del gobierno por sí solo no basta para hacer que las comunidades costeras sean más resilientes.
  • Con mecanismos financieros innovadores es posible conseguir el flujo de fondos necesario para esta tarea, pero queda mucho que hacer antes de pasar de los proyectos piloto a la implementación a gran escala. 

LOS SEGUROS Y LA INFRAESTRUCTURA GENERALMENTE se van al final de la lista de las cosas divertidas e interesantes de las que la gente habla. Las playas y los arrecifes coralinos, en cambio, son temas muy atractivos.

Ésta es una razón por la que los seguros contra los riesgos climáticos y en favor de la infraestructura natural -los manglares, los humedales costeros y los arrecifes coralinos- se han vuelto un tema tan en boga, incluso en la Cumbre de Ministros de Medio Ambiente del G7 que tuvo lugar este año.

¿Por qué tanto interés?

Las zonas costeras son absolutamente clave para la vida de las personas y del planeta. Son vías para el comercio y las comunicaciones; ofrecen recursos y medios de vida, y son en muchas ocasiones centros de crecimiento económico, a través de industrias como el turismo, el transporte, la pesca o la extracción de minerales.

La economía de los océanos, que cubre varias categorías de empleos y servicios ambientales, se estima en entre tres y seis billones de dólares anuales, y estas áreas son, obviamente, centros de población: la mitad de la población mundial vive a menos de sesenta kilómetros de la costa.

Sin embargo, estas zonas críticas están bajo una intensa amenaza. Los cambios en el clima están haciendo que suban los niveles del mar y que las inundaciones sean más frecuentes. Las tormentas han intensificado su severidad y las fuentes subterráneas de agua están cada vez más contaminadas por las intrusiones de agua salina, al tiempo que las aguas costeras sufren aumentos de temperatura y se acidifican.

Este aumento de los efectos del clima implica que, si queremos protegernos, debemos renovar constantemente nuestra comprensión de los riesgos que enfrentamos. Cálculos recientes del Banco Mundial estiman que el impacto de eventos naturales extremos es equivalente a la pérdida de 540 mil millones de dólares en el consumo global anual, además de que arroja a la pobreza a 26 millones de personas cada año. 

  • Finanzas innovadoras para la resiliencia de costas

    Este reporte, preparado en colaboración con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, estudia cómo llevar las inversiones en las áreas costeras a escalas mayores puede contribuir a la resiliencia de las comunidades ante el cambio climático. (Inglés)

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¿Cómo podemos cubrir los costos de estos desastres naturales y de los impactos del cambio climático?

El financiamiento público no ha mantenido el paso frente a la creciente necesidad de reducir los riesgos y ganar en resiliencia ante los desastres naturales, como son las tormentas tropicales. Los presupuestos gubernamentales no tienen la salud necesaria para aportar fondos para la limpieza después de un desastre ni -lo que es más importante- para financiar la planeación e implementación de las medidas preventivas.

Afortunadamente, el reporte del Banco Mundial indica que, en los países estudiados, acciones como la contratación de pólizas de seguros podrían ayudar a ahorrar unos cien mil millones de dólares cada año y reducir el impacto general de los fenómenos naturales sobre el bienestar en más o menos 20 por ciento.

Nuevos flujos financieros: un estudio conjunto de PNUD y TNC

En la Cumbre de Ministros de Medio Ambiente del G7 en Halifax, Canadá, en septiembre, el PNUD y The Nature Conservancy presentaron un estudio conjunto que analizó cómo las nuevas inversiones en zonas costeras que operan a una mayor escala pueden contribuir a hacer más resilientes a los países y comunidades y cómo mejoran su capacidad para lidiar con el cambio climático.

El estudio examina muchos de los enfoques más innovadores para la movilización del capital privado para la resiliencia costera -especialmente en los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo. Estos enfoques incluyen:

  •  seguros para el capital natural: ofrece un financiamiento inmediato para, después de una tormenta, restaurar los arrecifes tropicales y los servicios que ofrecen. Se puede escalar desde un sitio piloto en Cancún, México, a múltiples países, ofreciendo una cobertura que protege a millones de personas y miles de millones de dólares en infraestructura ya instalada.
  • alianzas para compartir riesgos regionales: reduce a la mitad los costos que los gobiernos deben pagar para asegurar a sus países contra las tormentas. Hoy por hoy cubre a 18 de 37 pequeños Estados insulares y podría expandirse para cubrir a otros sectores, como las pesquerías o los servicios.
  • bonos verdes (o, más recientemente, azules): ofrecen un capital inicial para invertir en resiliencia costera, dependiendo de los flujos de efectivo para pagarlos. Tienen gran potencial para crecer, según haya estándares claros sobre qué son inversiones verdes o azules.
  • restructuración de deudas: ofrece flujos de efectivo para inversiones en resiliencia costera y podrían mejorar los presupuestos gubernamentales en países endeudados. Puede escalarse desde los 22 millones de dólares desde un piloto en las islas Seychelles hasta, potencialmente, los dos mil millones de deuda susceptible de ser restructurada en una docena de países insulares y mucho más allá, pensando en los Estados costeros. 
PESCADOR EN SEYCHELLES TNC ha trabajado con el gobierno de las islas para facilitar la restructuración de su deuda, de forma que se abra el flujo de efectivo para la inversión en resiliencia costera. © Jason Houston/ TNC

Cada uno de estos mecanismos tiene el potencial para ser escalado y hacer que las áreas costeras del mundo sean una inversión atractiva para ciertos actores del sector privado, pero hasta ahora ninguno ha pasado de la etapa piloto. Ése es el punto crítico: necesitamos urgentemente ir más allá de la investigación y la ciencia, de los pilotos, para desplegar estas ideas creíbles para las comunidades costeras amenazadas.

Pero, ¿cómo hacemos para aumentar la escala de estos proyectos en forma efectiva y para que se esparzan lo más posible?

Un primer punto fundamental es que necesitamos el entorno correcto para las políticas públicas y las estructuras financieras. Esto implica echar los cimientos con las instituciones locales y nacionales para que haya condiciones para que las innovaciones se desarrollen y arrojen resultados.

Otro más es que necesitamos mejores datos y mediciones para identificar qué programas funcionan y por qué. Necesitamos cuantificar cómo impactan los programas en el medio ambiente y en los medios de vida de la gente. 

Finalmente, necesitamos a todos los actores relevantes en un mismo espacio. Los gobiernos y donantes, el sector de desarrollo y los inversionistas, deben unirse y compartir una visión sobre la resiliencia futura. Lograr la escala necesaria de los recursos financieros es sobre todo un tema de alianzas.

Andrew Deutz, Ph.D., es director de Relaciones Gubernamentales Internacionales de The Nature Conservancy, y Jan Kellet es asesor especial sobre vinculación externa en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.