CHANDLER, INDIANA Amanecer en Blue Grass Fish & Wildlife Area.

Jennifer Morris

El Futuro de la Naturaleza es Nuestro Futuro

La directora ejecutiva de TNC Jennifer Morris explica por qué es tiempo de colaboración radical sobre cambio climático y pérdida de biodiversidad.

Jennifer Morris, directora ejecutiva de TNC
Jennifer Morris Directora Ejecutiva

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Con toda una vida dedicada a la conservación, y ahora como directora ejecutiva de The Nature Conservancy (TNC), soy una optimista impaciente. Oigo cómo avanza el reloj en materia de cambio climático. Veo las amenazas a la biodiversidad y la pérdida de naturaleza con los ojos bien abiertos. Escucho las historias sobre las poblaciones vulnerables más directa e inmediatamente afectadas por las sequías, por las lluvias torrenciales y otros desastres naturales cada vez más severos.

Sin embargo, soy optimista. Creo que la comunidad global puede trabajar junta para implementar las políticas adecuadas, para llevar a las industrias por un camino más sostenible y para empoderar a las comunidades locales y proteger los recursos que les dan sustento, por una razón muy simple: creo en el poder de la humanidad para actuar.

Overlooking a mountain on a hill.
Mongolia La salud y el bienestar económico de la gente está ligado a la salud de los entornos locales. Para mejorar nuestras vidas debemos proteger la naturaleza.

La crisis de la naturaleza es una crisis humana

Siempre he sido amante de la naturaleza. Aun siendo una niña, pasaba los veranos explorando el bosque cercano a la casa de mi familia en Atlanta, Georgia, anotando en mi cuaderno los nombres de las especies de aves y de árboles que podía identificar. Pero hace veintisiete años, siendo maestra de inglés en una pequeña comunidad rural en Namibia, empecé a entender plenamente nuestra capacidad para construir un futuro mejor, protegiendo la naturaleza.

Después de un día dedicado a ayudar a las mujeres a recolectar leña y a abrir pequeños pozos para acceder al agua fresca del acuífero, mi amiga Ria y yo nos sentamos bajo la luna llena a ver fotos de su juventud. Ella me mostró también fotos de su comunidad, rodeada de exuberantes bosques, y me contó historias sobre cómo pescaba y cosechaba maíz.

Su vida como una mujer adulta fue muy diferente: su casa quedó rodeada de campos golpeados por la sequía, y se pasaba gran parte del día recorriendo largas distancias para recolectar agua y leña para su familia -distancias que seguían aumentando por la deforestación. Estos largos viajes implicaban un riesgo añadido de ser atacada, además de que pasaba menos horas en casa y en mi clase y no tenía oportunidad podía encontrar un trabajo con un sueldo.

Esa noche empecé a comprender a mayor profundidad qué tan conectadas están nuestra salud y bienestar económico con la salud del medio ambiente local. Desde entonces, he dedicado mi carrera profesional a proteger la naturaleza y a mejorar las vidas de quienes dependen de ella.

No puedo imaginarme un momento más urgente que el actual para dedicarme plenamente a este trabajo. 

ÁRBOL EN NAMIBIA El cambio climático y la pérdida de biodiversidad suponen un riesgo enorme para las comunidades y las economías de todo el planeta. No actuar es ser cómplices con los desafíos que han persistido por generaciones.

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos de las mayores amenazas que enfrenta el mundo. Estas crisis gemelas suponen riesgos enormes para las comunidades y las economías de todo el planeta. No actuar para remediarlas es ayudar a exacerbar los retos que enfrentamos como resultado de la pandemia actual de COVID-19, por no mencionar los conflictos globales, la desigualdad de ingresos y otras miserias que han persistido por generaciones. Actuar no es solamente una obligación moral, sino un imperativo existencial. Todos los caminos que llevan a un mundo mejor dependen de nuestra habilidad para proteger las tierras y las aguas que nos ofrecen aire y agua limpia, comida saludable y un clima estable.

La colaboración es nuestra palanca más fuerte para el cambio

El cambio a una escala significativa no puede lograrlo una sola organización por su cuenta. Tampoco pueden lograrlo muchas organizaciones que piensen parecido. Los científicos, los pueblos indígenas y los ambientalistas han estado gritando a los cuatro vientos  sobre la degradación de nuestros ecosistemas y los cambios de nuestro clima desde hace décadas. Se nos advirtió de los severos impactos que tendrían sobre las generaciones futuras. Bueno, pues esas generaciones futuras ya están aquí, y hasta la fecha nuestros esfuerzos, si bien han sido importantes y significativos, no han sido suficientes para lograr un cambio sistémico.

Para obtener resultados tangibles y duraderos, debemos emprender una colaboración radical, entre sectores, creencias y bases de conocimiento.

El espíritu de colaboración es parte del ADN de The Nature Conservancy y una de las principales razones por las que me atrajo liderar esta gran organización. Por 69 años, TNC ha convocado a trabajar en torno a una visión compartida de protección y cuidado de la naturaleza. A medida que nuestro impacto crecía a través de los 50 estados y en mas de 70 países y territorios, trajimos aún más socios a la mesa. El enfoque no partidista de TNC y con la ciencia por delante para el trabajo con líderes gubernamentales ayuda a impulsar políticas que incentivan la protección de la naturaleza al tiempo que equilibran las necesidades económicas y de salud de las comunidades. A través de nuestras alianzas corporativas, trabajamos con empresas grandes e influyentes, y aprovechamos los hallazgos científicos para influir en cambios a todo lo largo de las cadenas de suministros y en distintas industrias. Junto con inversores y prestadores, estamos abriendo nuevas fuentes de capital para expandir el impacto de nuestro trabajo para la conservación.

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Para tener resultados tangibles y duraderos debemos emprender colaboraciones radicales a través de distintos sectores, creencias y bases de conocimiento.

Igualmente importante para el éxito de nuestro trabajo y para la salud del planeta es apoyar y trabajar con pueblos indígenas y comunidades que han manejado sus tierras desde tiempos inmemoriales. Fortalecer sus capacidades y ayudarlos a gestionar sus territorios naturales de forma que mejoren los medios de vida también permitirá ver impactos en conservación para un cuarto de las tierras del mundo -áreas ricas en biodiversidad que también almacenan un enorme 17% del carbono forestal del planeta.

La ciencia y la innovación rigurosas apuntalan estas colaboraciones para seguir el ritmo de un mundo en constante cambio, desde el lanzamiento de un mapeo espacial de clase mundial que ayuda a monitorear las áreas protegidas y estudiar los patrones migratorios, hasta el aprovechamiento de nuestra experiencia financiera y de negociación que impulsa la inversión privada en la naturaleza, para ampliar la protección y restauración de bosques, praderas y humedales que secuestran carbono de la atmósfera. Nuestro enfoque colaborativo y basado en ciencia nos ayuda a identificar dónde trabajar, cómo hacerlo y a quién necesitamos a bordo para lograr las metas.

CIUDAD DEL CABO Un trabajo importante en conservación, que también generó empleos importantes, está en suspenso durante la pandemia de COVID-19.

La pandemia actual ha tenido impactos considerables en nuestros esfuezos de conservación y en las comunidades  con las que trabajamos por todo el mundo. Hemos tenido que parar importantes proyectos de campo, como eliminar plantas invasoras para evitar la pérdida de agua y proteger la biodiversidad en los humedales de la zona metropolitana de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, una actividad que generó empleos para más de ciento veinte personas locales. En lugares como India, estamos repensando cómo apoyar a las comunidades rurales, pues cientos de miles de migrantes están regresando a sus pueblos después del confinamiento de las ciudades. Y lo que pensamos que sería un “Super Año para la Naturaleza” está ahora cambiando, pues los principales foros internacionales, en los que buscábamos impulsar grandes cambios de políticas, se han postergado.

No podemos ignorar estos contratiempos, pero sí podemos hacer todo lo que esté en nuestro poder para concentrarnos en la salud de largo plazo de nuestra organización, nuestras comunidades y nuestro planeta. Por eso estaremos redoblando el trabajo en áreas en las que sabemos que podemos tener mayores impactos -proteger las tierras, los océanos y el agua dulce del planeta y enfrentar el cambio climático. Dada la urgencia de nuestra misión, debemos aumentar nuestro énfasis en estas áreas clave, dirigiendo a ellas nuestros recursos para asegurar resultados y -en esta era rica en datos- fortalecer nuestra capacidad para medir nuestro impacto. Igual de importante es también que nos haremos responsables de cumplir nuestros valores en todo lo que hacemos, actuando con integridad más allá de toda duda y tratando a nuestros colegas, voluntarios y socios con dignidad y respeto.

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Estos son tiempos inciertos, pero en todo el mundo estamos viendo cuán rápido somos capaces de responder a una crisis global cuando trabajamos juntos.

La próxima década de conservación será muy distinta conforme nuestra sociedad se concentra en la reconstrucción de las economías y las comunidades golpeadas por la pandemia, y ese periodo será clave para determinar la trayectoria de la salud de nuestro planeta. Conforme establecemos el curso que seguiremos, la naturaleza importará más que nunca, y tendremos la oportunidad para resaltar ese rol crucial al mantener nuestra salud, nuestros medios de vida y nuestro bienestar. En The Nature Conservancy apuntaremos los reflectores a las soluciones basadas en la naturaleza que son clave para enfrentar el cambio climático, filtrar y limpiar el agua y el aire, proteger a las comunidades costeras ante tormentas cada vez más severas y fortalecer las economías locales.

SELVA MAYA Las comunidades indígenas -especialmente las mujeres- son clave en la promoción de la conservación de un cuarto de las tierras del mundo.

Vivimos tiempos inciertos, pero por todo el mundo estamos viendo cuan rápido somos capaces de responder a una crisis global cuando trabajamos juntos. Es una verdadera fuente  de esperanza, y ese énfasis y escala de acción es lo que demandan nuestras otras crisis a largo plazo para crear un mundo más sostenible para las generaciones futuras.

Esta posición es más que un empleo para mí: es un llamado. Sé que no estoy sola. Estoy rodeada por miles de colegas, gente que nos apoya, líderes voluntarios y socios que han dedicado sus vidas a proteger y restaurar los espacios naturales. Estoy muy emocionada de unirme a ellos y a todos ustedes. Solo trabajando juntos podremos actuar al nivel que nuestro planeta exige.

Quienes somos

The Nature Conservancy es una organización ambiental global dedicada a la conservación de las tierras y aguas de las cuales depende la vida.

Jennifer Morris, directora ejecutiva de TNC

Jennifer Morris es la Directora Ejecutiva de The Nature Conservancy.

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