Historias en Colombia

Modelo hidrológico de TNC predice problemas de agua en la Orinoquia si se amplía la frontera agrícola

orinoquia

La herramienta podría ayudar en la toma de decisiones para un desarrollo sostenible. Bajo diferentes escenarios, se espera una reducción importante en las descargas de agua, y los cauces de los principales ríos de este Paisaje Icónico. 

Publicado originalmente en el diario El Espectador

Hay lugares de la Orinoquia en donde la sabana parece infinita: hacia donde se mire hay llano. Podría asemejarse a la imagen de un desierto o del mar, pero allí se trata de planicies cubiertas de vegetación, llenas de vida y de vital importancia para la biodiversidad del planeta. De pronto, en algún lugar de Casanare, Meta, Guaviare, Vichada o Arauca, la llanura se estrella con un bosque de galería, que visto desde arriba podría parecer el cinturón que recubre los ríos de la región.

En la temporada de lluvias, los esteros, enormes espejos de agua que se forman cuando la sabana se inunda, reciben una inmensa diversidad de especies de fauna y flora que aprovechan los meses de invierno para reproducirse, hacer paradas migratorias o viajar hacia los ríos. En temporada seca, cuando parece que los animales se esconden y que la llanura vuelve a quedar vacía, la vida permanece bajo tierra.

La Orinoquia, con sus más de 340.000 kilómetros cuadrados de extensión, guarda en sus suelos grandes cantidades de agua, que se conectan con los ríos de la región. Estas conexiones son fundamentales para la autorregulación de sus ecosistemas. Sin embargo, desde hace años están cambiando.

En el Plan Nacional de Desarrollo que rigió para Colombia entre 2018 y 2022 se estableció que esta región era parte de una gran reserva de tierras aptas para la agricultura que no estaban siendo explotadas, con 150.000 kilómetros cuadrados disponibles. El objetivo planteado era llegar a estas tierras, aprovecharlas y producir más recursos para la población.

Pero esto no es nuevo. La ampliación de la frontera agrícola en esta región se ha escalado durante varios años. Además de la ganadería extensiva, que ha sido tradicional en la Orinoquia, la llegada de cultivos a gran escala, como lo son la palma de aceite y el arroz, ha generado cambios que preocupan en términos de conservación ambiental y sostenibilidad.

Para TNC la falta de planificación en el desarrollo de nuevas actividades económicas en estas sabanas podría tener implicaciones en la disponibilidad de agua y, en consecuencia, terminar afectando un conjunto de ecosistemas claves para la biodiversidad del país.

Con esto en mente, a través de una Asociación entre la Ciencia, la Naturaleza y las Personas (SNAPP, por su sigla en inglés), una colaboración por medio de la cual se reúnen diferentes actores para pensar soluciones a problemas relacionados con la naturaleza, surgió un proyecto para ayudar a planificar las intervenciones en las sabanas de la Orinoquia. 

Bajo el nombre de “Cambios en el uso de la tierra en la Orinoquia”, la Universidad de Queensland (UQ), Wildlife Conservation Society (WCS), TNC y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), se dieron a la tarea de crear una herramienta para responder a la pregunta: ¿cómo se vería afectado el recurso hídrico en la región de la Orinoquia colombiana ante futuras presiones de los sectores dependientes del agua?

Los investigadores Carlos Rogéliz Prada, Jonathan Nogales Pimentel y Thomas Walschburger crearon un modelo hidrológico predictivo (MoHiTo) para determinar, bajo diferentes escenarios, qué afectaciones se presentarían en las fuentes de agua. Como explica Rogéliz, se acoplaron diferentes modelos que les permiten, en un software, representar los principales componentes de la hidrología de la región, las demandas superficiales y subterráneas, así como las interacciones entre los ríos y las planicies.

Además de tener un mapeo preciso de la hidrología de la región, este modelo permite crear escenarios que simulan condiciones climáticas, los cambios en el uso del suelo y los cambios en la demanda del agua. Con esto, apunta Rogéliz, es posible estimar los impactos que se generan en el recurso hídrico con los cambios en el uso de tierras para desarrollo agrícola.

En un estudio publicado en la revista Frontiers en 2021, los investigadores mostraron cuatro escenarios: uno conservador, en el que se daban expansiones limitadas de cultivos como el de palma, el de arroz y la ganadería. Un segundo escenario, que “representa la visión de los pequeños agricultores, ganaderos e industria agrícola sobre la región de la Orinoquia colombiana”, contempla una expansión cercana al 15 % de la tierra dedicada a actividades agrícolas.

El tercer escenario contemplaba una ampliación del 10,6 % en agricultura (entre cultivos de arroz y soya), un 13,5 % en ganadería, un 7 % en desarrollo de bosques y un 12,5 % en cultivos de palma de aceite. El cuarto escenario sería el más extremo de todos: una ampliación de más del 53 % en todas las actividades dependientes del agua.

Como resultado encontraron que los cambios en el uso del suelo de los cuatro escenarios llevarían a una reducción superior al 50 % de las descargas de agua durante períodos secos, lo que impactaría la disponibilidad hídrica de la región, afectando a ríos como el Meta, el Orinoco y el Guaviare.

Este modelo espera convertirse en una herramienta infaltable en la planificación del desarrollo de la Orinoquia, dando una base técnica y científica a los cambios en el uso del suelo y la demanda del agua. “Un elemento muy importante en la planificación territorial es poder mirar hacia el futuro a través de estos ejercicios de modelación y saber si los cambios que se están proponiendo son factibles a nivel de sostenibilidad, que es una de nuestras preocupaciones. Es importante que el desarrollo garantice la sostenibilidad de las cuencas y del recurso hídrico”, explica Rogéliz.

La herramienta se encuentra disponible en la web y tiene dos formas de uso: una es para las personas interesadas en ver los resultados de los casos de estudio con los que se realizó la investigación, y la otra es para que técnicos especializados puedan crear sus propios escenarios y alternativas de desarrollo y ver las predicciones del modelo, con el fin de apoyar la toma de decisiones.