Argentina

El Gran Chaco Argentino y la transición hacia esquemas regenerativos

Por Alejandra Pinzón y Ana Parodi

basados en la agricultura y ganadería regenerativa

¿Cómo suena el Gran Chaco? ¿Cómo luce? ¿Qué aromas tiene? ¿Quiénes lo habitan? ¿Qué representa? ¿Por qué es importante hablar del Gran Chaco?

El 80% de la deforestación actual de Argentina se produce en el Gran Chaco y es precisamente allí donde con un accionar estratégico y un abordaje integral y sistémico, trabajamos para que la biodiversidad, las personas y la economía avancen en equilibrio con el medioambiente.

Gran Chaco El Gran Chaco Argentino y la transición hacia esquemas regenerativos: Una oportunidad única para la biodiversidad, el bienestar de nuestros ecosistemas y la vida de las personas.

El Gran Chaco abarca más de un millón de kilómetros cuadrados (una extensión equivalente a la superficie que ocupa Francia y Alemania juntas). Alberga una magnífica diversidad de flora y fauna, incluyendo especies como el yaguareté, el oso hormiguero y el jaguarundí, y una gran cantidad de aves y reptiles. Es uno de los ecosistemas más importantes de Sudamérica y está distribuido entre Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. También es una región con una extensa riqueza ambiental y cultural, que tiene la capacidad de producir alimentos, nutriéndose a sí misma y al mundo. Sin embargo, actualmente podemos percibir diversas tensiones: 

  • Algunas prácticas agrícolas siguen siendo insostenibles... En consecuencia, se degradan los suelos, socavando la viabilidad a largo plazo de producción agropecuaria.
  • Progresivamente disminuye la prestación de servicios ecosistémicos (como polinización, regulación climática, hidrología, fauna y pesca). Esto implica que disminuye el potencial de producción de alimentos y aumenta la vulnerabilidad al cambio climático.
  • El cambio generacional, la desigualdad de género y el aumento de la pobreza son –ineludiblemente – catalizadores de la migración del campo a la ciudad. En consecuencia, cada vez son menos las personas en territorio reactivando la economía y los medios de vida.
  • Y en línea con todo lo anterior: El aumento de la deforestación encuentra una de sus principales causas en la expansión de la soja, sumándole la ganadería bovina como factor de Cambio de Uso de Suelo en la región.

¿Qué consecuencias nos trae todo esto? Los bosques que antes servían de corredores para especies como los jaguares y los osos hormigueros gigantes están desapareciendo. Estos cambios no solo amenazan la biodiversidad, sino que repercuten drásticamente en la capacidad de la región para adaptarse al cambio climático y hacer frente a las catástrofes naturales. Menos árboles significa temperaturas más altas, elevadas emisiones de carbono y suelos secos y agotados que son más propensos a erosionarse durante las inundaciones o sequías, amenazando no solo la calidad y cantidad de agua local sino también la seguridad alimentaria de la región.

Por eso, The Nature Conservancy (TNC) propone acompañar a los actores claves. Porque necesitamos tener más bosques restaurados, montes en producción ganadera sostenible y una gestión productiva mejorada. Mayores y mejores medios de vida de las personas; más ríos y bosques protegidos, con buena salud ecológica y reducción de la deforestación. Apuntamos a la conservación de la vida silvestre y los servicios ecosistémicos.

¿Qué oportunidades tenemos?

Adoptar perspectivas y sistemas de producción alimentaria que garanticen el bienestar de quienes habitan el Gran Chaco es una opción, pero podemos hacer más que eso.

La región chaqueña tiene el potencial de ser un territorio paradigmático a nivel mundial. Puede transformarse en un ejemplo de cómo las personas podemos producir, vivir, desarrollarnos económica y socialmente coexistiendo con la naturaleza y nutriéndonos de ella. Proponer los cambios necesarios para que algo así ocurra implica diseñar, desarrollar e implementar estrategias de manejo regenerativo de los recursos naturales. Implica poner en marcha estrategias que contemplen las necesidades-deseos-viabilidad económica de quienes habitan el territorio. Desde TNC proponemos hacerlo de la mano de la evidencia científica disponible para llevar a cabo estas actividades de manera sostenible.

Se requiere de esfuerzos individualmente necesarios y colectivamente suficientes para lograr un impacto real. Es imprescindible que los productores del Gran Chaco avancen en la aplicación de perspectivas de sistemas regenerativos en territorio y -además- contar con los incentivos para no expandir sobre áreas nativas. Es imprescindible que intermediarios y traders fomenten y visibilicen esas prácticas; que autoridades locales y nacionales empujen a esos productos a llegar a consumidores —y que los consumidores compartan la necesidad de demandar productos sostenibles. Al mismo tiempo, es necesario que instituciones financieras provean créditos necesarios para invertir en las tecnologías y materiales indispensables para esa transformación productiva.... Cuando todos los actores operen en consonancia, el sistema completo logrará una transición beneficiosa para todos, de manera integral, inclusiva y rentable.

El desafío está en articular esas múltiples voluntades y acciones para que sucedan en simultáneo. Por eso, trabajamos en estrecha colaboración con otros actores del sector agropecuario, incluyendo empresas, gobiernos locales y nacionales, organizaciones de la sociedad civil local, la academia y principalmente la comunidad para fomentar la transición hacia prácticas regenerativas de manera más amplia y efectiva. Esto sin dejar de lado a un actor primordial y decisivo que con sus variables marcó y marca el rumbo de nuestros suelos: el mercado internacional.

¿Cómo empezamos?

Apuntemos a la ecuación (indivisible) de producción + conservación. La clave más bien está en cómo acompañar la perspectiva de “paisaje bio-alimentario”, que contiene en su núcleo la necesaria unidad entre lo económico, lo ambiental y social, lo biofísico, lo agrícola y lo socioeconómico.

Los (actuales) sistemas de producción fueron imaginados, diseñados e implementados con perspectivas de maximización de la rentabilidad económica (un solo cultivo uniforme y productivo, una sola forma de tratar el suelo y el cultivo y la aplicación de soluciones químicas puntuales ante los múltiples desafíos de la gestión de la biodiversidad). Pero los nuevos paradigmas se plantean y desafían desde otro ángulo. De hecho, podríamos decir que son disruptivos, ya que su perspectiva es de maximización de la biodiversidad y complejidad (múltiples organismos de interés alimentario conviviendo en un desarrollo conectado, donde la misma biodiversidad actúa como motor de la producción y la gestión de riesgos físicos, químicos y biológicos).

En el mismo orden de ideas, el abordaje integral de la problemática del agua en la región chaqueña encierra, como mínimo, un gran desafío. Y no sólo en lo técnico, sino también en lo socioeconómico y en lo político. El agua es un recurso vital en sí mismo, pero también es un factor modelador del paisaje que incide en la identidad del territorio chaqueño, y absolutamente determinante para la producción de alimentos, fibras y biocombustibles; de allí su enorme importancia. Es imprescindible generar modelos de producción agropecuaria basados en el uso eficiente.

La conservación del agua de considerar -a su vez- el carbono, nutrientes del suelo y la biodiversidad. ¿Podemos contar con mejores procesos productivos? ¿Podemos contar con una mejor ecuación de Chaco+Agua? Definitivamente; podemos contar con producción regenerativa y miles de productores chaqueños que ya aplican estos procesos en la región. Quedó demostrado que existe la posibilidad de aumentar los rendimientos de las actividades agropecuarias, evitando los impactos dañinos para el medioambiente, con prácticas regenerativas que resultan convenientes al productor. El desafío es continuar incorporando conocimientos, ciencia y tecnología al servicio del ecosistema productivo, para que las bases se extiendan y los techos se eleven. 

¿Abordaje sistémico? ¿Cómo funciona?

Hablemos de la riqueza de las interacciones dentro de los sistemas: Su valor diferencial se encuentra en pensar el sistema completo desde las interacciones. Esto es central en la conversación, pero...¿qué significa? Así como observamos, valoramos y atendemos la biodiversidad (y la complejidad de interacciones entre agentes en un sistema natural); observamos, valoramos y atendemos la diversidad de actores humanos y sus relaciones. Así, la interacción compleja y sistémica que observamos en interacciones organísmicas los intercambios orgánicos en el territorio se reflejan en las interacciones que se dan en el ecosistema de productores, proveedores de insumos y servicios, industria exportadora, autoridades e instituciones financieras.

Del Gran Chaco para el mundo

Esta oportunidad se presenta en forma de una transición hacia esquemas regenerativos en el Gran Chaco. Un enfoque sistémico que aborda la interconexión de todos los elementos del ecosistema, incluyendo la biodiversidad, la economía, la cultura y la sociedad humana. Un enfoque que reconoce la importancia de los bosques nativos y los sistemas agroforestales para la biodiversidad y la resiliencia de los sistemas de producción.

Esta transición no es solo deseable, es vital para la regulación de esta región. Es también factible y medible. Existen iniciativas en curso que buscan implementar prácticas agroecológicas y de restauración en el Gran Chaco, como la implementación de sistemas silvopastoriles y la promoción de la agricultura regenerativa. Estas prácticas no solo son beneficiosas para la biodiversidad y el medio ambiente, sino que también pueden aumentar la productividad y la rentabilidad de las producciones agropecuarias.

Además, la transición hacia esquemas regenerativos en el Gran Chaco es también una oportunidad para promover la inclusión social y el bienestar humano. Muchas comunidades indígenas y campesinas dependen de los bosques y la biodiversidad del Gran Chaco para su subsistencia y su cultura. La promoción de prácticas sostenibles y regenerativas puede ayudar a proteger sus formas de vida y mejorar su calidad de vida. La oportunidad de que el mundo se parezca un poco a la mejor versión del Gran Chaco: un lugar de maravilla en el que la biodiversidad prospera, donde la historia, la cultura y la naturaleza son valoradas, donde las necesidades humanas son satisfechas y la economía prospera en equilibrio con los límites ecológicos.