Proporcionar agua y alimentos de forma sostenible

Preguntas frecuentes sobre la alimentación, el clima y la naturaleza

El papel del sistema alimentario en la salud del planeta

closeup of hands in soil planting a tree
AGROFORESTERIA La agroforestería ayuda a proteger los ecosistemas de agua dulce en Tanzania.
VIDEO EXPLICATIVO. Esta animación brinda una explicación concisa y clara sobre cómo los sistemas alimentarios regenerativos pueden sanar el planeta.


 

¿La agricultura es mala para el planeta? ¿Agudiza el cambio climático?

No, la agricultura no es intrínsecamente mala para el planeta. La humanidad se ha asociado con la naturaleza a lo largo de la historia para cultivar de forma fiable alimentos nutritivos. Muchas culturas mantienen esta reciprocidad con la naturaleza, incluidos los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo.

Pero la forma en que el mundo produce actualmente la mayor parte de sus alimentos -extrayendo más recursos de los que devolvemos- está degradando el planeta. El sistema alimentario mundial es responsable de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, del 70% del uso de agua dulce y del 80% de la degradación del suelo.

Hoy tenemos un círculo vicioso de retroalimentación entre la producción de alimentos y la degradación de la naturaleza. Las prácticas agrícolas convencionales degradan la salud del suelo con el tiempo, empobreciendo los suelos y haciendo que la tierra sea cada vez menos productiva. Los agricultores recurren entonces a talar más hábitat natural o compensar esta reducción de nutrientes añadiendo fertilizantes. Si se añaden demasiados fertilizantes en el momento inadecuado, pueden llegar a los cursos de agua cercanos, dañando los ecosistemas marinos y de agua dulce y resultando en floraciones de algas y zonas muertas.

El Gran Chaco argentino

El monocultivo de soja ha sobreexplotado los suelos del Gran Chaco, el bosque seco más extenso de Sudamérica, albergue de especies como jaguares y osos hormigueros gigantes. Menos árboles significa calor más intenso, mayores emisiones de carbono y mayor riesgo de erosión. Explora cómo las prácticas regenerativas ayudan a revertir esta situación

 

¿Qué es la agricultura regenerativa?

La agricultura regenerativa es cualquier método de cultivo de alimentos que restaura activamente la naturaleza en el proceso de producción. Los sistemas alimentarios regenerativos van un paso más allá de la sostenibilidad: no sólo mantienen la salud del planeta reduciendo los daños, sino que mejoran ese nivel de salud.

Por ejemplo, los agricultores que utilizan prácticas regenerativas que nutren el suelo vivo devuelven recursos a la naturaleza -como agua, nutrientes y biodiversidad- para que la tierra pueda seguir produciendo año tras año. Muchos de estos métodos ayudan a estabilizar nuestro clima y algunos pueden producir más alimentos que la agricultura convencional utilizando menos recursos.

Dado que la agricultura a menudo se refiere sólo a cómo producimos alimentos en la tierra, utilizamos términos como producción regenerativa de alimentos o sistemas alimentarios regenerativos para incluir formas de producir alimentos de manera armoniosa con la naturaleza también a partir de océanos y de los ecosistemas de agua dulce.

Displayed against a plain white background is a long barley plant with lush green shoots and a root ball covered in soil
CEBADA para ahorrar agua. Cambiar un campo de maíz por cebada reduce la presión sobre el Verde, uno de los últimos ríos permanentes de Arizona. © Andrew Kornylak

CEBADA para ahorrar agua. Cambiar un campo de maíz por cebada reduce la presión sobre el Verde, uno de los últimos ríos permanentes de Arizona.

¿Cuáles son los beneficios de la agricultura regenerativa?

La producción regenerativa de alimentos es una de las soluciones más poderosas que tiene el mundo para revertir las crisis interconectadas del cambio climático y la pérdida de especies. En nuestras tierras, agua dulce y océanos, las prácticas agropecuarias regenerativas pueden:

  • reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
  • apoyar la diversidad de hábitats y especies
  • reducir la contaminación por nutrientes
  • prevenir la erosión de las tierras agrícolas
  • mejorar la calidad y fiabilidad de los recursos de agua dulce
  • hacer que las comunidades sean más resistentes al cambio climático
  • mejorar el bienestar social y económico

 

Y al restaurar los recursos que son la base para la producción de alimentos, las prácticas regenerativas ayudan a evitar la necesidad de convertir más y más hábitats en tierras de cultivo, aliviando así parte de la presión sobre los ecosistemas y las especies.

green and yellow cocoa beans lie on the floor of a food forest in brazil
EL CACAO CACAO es originario de la Amazonía y crece a la sombra de árboles nativos frutales y maderables, permitiendo a los agricultores restaurar la selva tropical con sus cultivos. © João Ramid
× green and yellow cocoa beans lie on the floor of a food forest in brazil
small green plants sprout from soil between rows of beige dried cornstalks
LOS CULTIVOS DE COBERTURA crecen entre hileras de tallos de maíz cosechados. Sus raíces profundas y vivas mantienen el suelo entre las temporadas del maíz, añadiendo nutrientes y reteniendo agua. © Fauna Creative
× small green plants sprout from soil between rows of beige dried cornstalks
EL CACAO CACAO es originario de la Amazonía y crece a la sombra de árboles nativos frutales y maderables, permitiendo a los agricultores restaurar la selva tropical con sus cultivos. © João Ramid
LOS CULTIVOS DE COBERTURA crecen entre hileras de tallos de maíz cosechados. Sus raíces profundas y vivas mantienen el suelo entre las temporadas del maíz, añadiendo nutrientes y reteniendo agua. © Fauna Creative

¿Cuáles son ejemplos de prácticas agrícolas regenerativas?

Hay muchos, así que considera esto un plato de muestra.

  • Plantar cultivos de cobertura: Durante las épocas del año en que los principales cultivos están fuera de estación o cuando recién se han cosechado, los agricultores pueden plantar otros cultivos para mantener el suelo. Los cultivos de cobertura, como el trigo sarraceno, la cebada y la rúcula, crecen durante estas "temporadas bajas" y enriquecen el suelo gracias a sus profundas raíces. Muchos cultivos de cobertura ayudan a controlar de forma natural las malas hierbas, lo que permite a los agricultores producir más alimentos utilizando menos herbicidas que pueden ser perjudiciales para algunas especies. También ayudan a los suelos a retener más agua, una gran ventaja en las regiones semiáridas. Los cultivos de cobertura también pueden contribuir a mejorar los ingresos de los agricultores al ofrecerles una mayor variedad de productos para vender.
  • Reducir o dejar de labrar la tierra: Aunque muchos agricultores remueven el suelo para facilitar la siembra, este proceso priva a los campos de fertilizantes y nutrientes naturales (y libera carbono a la atmósfera). Con paciencia y un poco más de atención a las condiciones del suelo, la siembra directa y la labranza reducida pueden ser beneficiosas para los agricultores y el planeta (enlace en inglés), ya que reducen las emisiones climáticas y la necesidad de recurrir a fertilizantes.
  • La agrosilvicultura (o agroforestería): En algunas regiones, plantar árboles entre los cultivos (o plantar cultivos entre los árboles) puede crear bosques alimentarios que ayudan a frenar la deforestación y luchar contra el cambio climático. En la Amazonía brasileña, los agricultores están plantando diversos agrobosques de cacao, árboles frutales de mayor altura y diversas especies forestales autóctonas de madera dura. La mezcla de cultivos favorece la salud del suelo y proporciona ingresos diversificados al tiempo que evita la tala de bosques. 
  • Cría de moluscos: Cuando se adhiere a prácticas adecuadas, en los lugares adecuados, la cría de especies filtradoras como las ostras puede ayudar a restablecer la salud de los océanos (enlace en inglés).  Cuando estos moluscos se alimentan, filtran el agua, eliminan el exceso de nitrógeno, capturan dióxido de carbono y sus arrecifes proporcionan hábitat a las poblaciones de peces.

 

¿La producción alimentaria regenerativa es algo nuevo?

Aunque el término "regenerativo" ha ganado familiaridad en los últimos años, este enfoque no es nuevo. Las comunidades indígenas y otras comunidades locales han empleado la producción regenerativa de alimentos desde tiempos inmemoriales, desarrollando formas de recolectar y cultivar alimentos en estrecha consonancia con las condiciones ecológicas.

Lecciones de la Selva Maya

Los mayas saben que el bosque es tan esencial para su producción de alimentos como las semillas o el suelo. El antiguo sistema de cultivo Maya, conocido como “milpa”, se describe como un “jardín forestal”, una parcela sin arar, dominada por árboles, que se cultiva durante todo el año para producir para alimento, albergue y medicina. Descubre sus secretos 

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Por ejemplo, los mexicas, que gobernaban el Imperio azteca en el siglo XIII, reconocían 60 clases diferentes de suelo e incluso tenían una palabra para designar el suelo degradado por una agricultura irresponsable. La tradición de plantar juntas las tres hermanas, el maíz, la judía y la calabaza, ha sido practicada durante milenios por pueblos de toda América, como los Haudenosaunee y los Mayas. Las tres plantas trabajan en tándem para nutrir el suelo, retener la humedad y controlar las plagas.

La sabiduría ancestral de estas comunidades puede enseñar mucho a los productores de alimentos sobre cómo gestionar los recursos en armonía con la naturaleza. Si estas enseñanzas se complementan de forma reflexiva y respetuosa con los últimos avances científicos y tecnológicos, el mundo podrá aplicar prácticas más regenerativas en todo el sistema alimentario.

LECCIONES DE LA AGRICULTURA TRADICIONAL MAYA. Viaja a lo profundo de la Selva Maya para descubrir como la milpa maya sigue evolucionando para proteger producir alimentos exquisitos y detener la deforestación

¿Cómo afecta el cambio climático a la agricultura y a nuestra alimentación?

El cambio climático está desestabilizando nuestro sistema alimentario mundial al alterar los patrones meteorológicos y la fiabilidad de las temporadas de cultivo. Las sequías y las inundaciones son cada vez más frecuentes y extremas, lo que amenaza directamente los cultivos. Los períodos de calor extremo no sólo resultan insoportables, sino peligrosos para la salud de los más de mil millones de personas que cultivan, cosechan y transportan alimentos. Muchos de nosotros sentimos el impacto de estas perturbaciones y la incertidumbre que conlleva a través del aumento de los precios de los alimentos.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte de que el cambio climático ya está provocando la disminución en la producción de alimentos en las regiones más secas, y que cualquier calentamiento superior a 1,5 °C por encima de las medias preindustriales tendrá repercusiones cada vez más graves en los sistemas alimentarios.

Lamentablemente, se prevé que la presión climática sobre los sistemas alimentarios continue en aumento. Las investigaciones muestran que, a pesar de los avances agrícolas de los últimos 60 años, la productividad agrícola mundial es un 21 % inferior a loa que podría haber sido sin el cambio climático.

Los retos se extienden a otras partes del sistema alimentario, como la transformación, distribución y venta de alimentos en todo el mundo. Como hemos aprendido a lo largo de la pandemia mundial de COVID-19, las pequeñas perturbaciones de las cadenas de suministro pueden convertirse en cascadas mundiales. Las tormentas y los fenómenos meteorológicos extremos pueden dificultar el cultivo y el transporte fiable de alimentos. El cambio climático también agudiza la amenaza de conflictos provocados por el hombre, que pueden dejar a las tierras agrícolas inutilizables y por ende provocar un aumento del hambre en el mundo.

 

¿La agricultura puede ser una solución en la lucha contra el cambio climático?

Con más prácticas regenerativas basadas en la naturaleza, la agricultura puede ser una poderosa solución a nuestra crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Gran parte del potencial de la agricultura reside en su enorme huella: más de la mitad de las tierras habitables de la Tierra se utilizan para el cultivo de alimentos.

Las soluciones basadas en la naturaleza pueden reducir las emisiones de carbono del sector alimentario y almacenar carbono, sobre todo evitando la destrucción del hábitat natural.

Y luego está la solución climática bajo nuestros pies: el suelo. El suelo contiene más carbono que toda la vegetación y la atmósfera juntas. Esto significa que aumentar el carbono orgánico del suelo en una cantidad relativamente pequeña -mediante prácticas como el cultivo de cobertura y la reducción del laboreo- puede contribuir en gran medida a la captura de carbono que el mundo necesita. 

El suelo es ese increíble manto de vida que cubre la superficie de la Tierra, regula y filtra el agua, nutre nuestros alimentos y captura carbono.

¿La agricultura regenerativa es más resiliente al clima que la convencional?

Trabajar en colaboración con la naturaleza es una de las formas más eficaces de afrontar los efectos del cambio climático, y eso es exactamente lo que hacen las prácticas regenerativas de producción agropecuaria. Al mejorar la retención de agua en el suelo y reducir su erosión, las prácticas agrícolas regenerativas pueden ayudar a los agricultores a adaptarse y garantizar que la producción de alimentos sea más resistente a fenómenos meteorológicos extremos como sequías y fuertes tormentas.

Las prácticas regenerativas no sólo hacen que los campos sean más resilientes al clima, sino que también ayudan a los agricultores a sobrellevar la incertidumbre que conllevan los cambios climáticos para poder seguir cultivando alimentos. La agricultura puede ser un negocio con escasos márgenes de beneficio, especialmente para los más de 600 millones de pequeños agricultores, quienes trabajan en menos de dos hectáreas de tierra y representan el 70-80 % de todos los agricultores. La producción regenerativa de alimentos puede animar a los agricultores a diversificarse y cultivar varias cosechas en diferentes épocas del año, ofreciéndoles múltiples fuentes de ingresos y seguridad en caso de que falle su cultivo principal. Muchas prácticas regenerativas pueden ayudar al suelo a retener agua y nutrientes, recursos preciosos que son finitos y costosos.

VISITA CAMPOS AGRICOLAS EN MINESOTA y descubre cómo la comunidad y la colaboración están haciendo posible la adopción de prácticas regenerativas con beneficios visibles para todos.

¿Qué hace TNC para apoyar la producción agropecuaria regenerativa?

The Nature Conservancy se enfoca en ayudar a revertir las crisis interconectadas del cambio climático y la pérdida de biodiversidad. La gran escala de nuestro sistema alimentario significa que puede ser uno de los mayores instrumentos para lograr un cambio positivo.

Crecimiento positivo

Conoce a los héroes anónimos que producen alimentos y a la vez restauran la naturaleza.  

¿Cómo lo hacen?  

Junto con las comunidades locales, los agricultores individuales, los representantes gubernamentales, legisladores y los líderes empresariales, TNC está ayudando a construir un sistema alimentario mundial más resistente, equitativo y positivo para la naturaleza. He aquí algunos ejemplos:

  • Ayudamos a los agricultores a utilizar prácticas regenerativas y acceder a financiación a largo plazo para cultivar soja en tierras previamente deforestadas a fin de evitar que continúe la destrucción del Cerrado, la inmensa sabana de Brasil.
  • Desarrollamos estrategias inteligentes en colaboración con los productores locales de alimentos, como los cultivadores de algas de Belice y de  Zanzíbar y los arroceros de Arkansas (enlace en inglés). Elevamos sus voces y ampliamos las soluciones que lideran.
  • Trabajamos con los pueblos indígenas y las comunidades locales de Tanzania y Mongolia (enlace en inglés) para gestionar mejor las tierras de pastoreo con el fin de almacenar carbono, proteger la biodiversidad y mantener los medios de subsistencia.
  • Apoyamos a cientos de empresas marisqueras en Estados Unidos y Canadá (enlace en inglés) preocupadas por su sostenibilidad para que den prioridad a la acción climática y la restauración del ecosistema a través de sus prácticas productivas.
  • Colaboramos con las naciones insulares del Pacífico para ayudar a transformar una de las pesquerías comerciales más destructivas  (enlace en inglés), aportando responsabilidad, sostenibilidad y beneficios comunitarios a la cadena de suministro de de atún.

Para catalizar el cambio estructural a nivel sistémico, instamos a los responsables políticos nacionales y mundiales a reorientar hacia prácticas regenerativas los 600.000 millones de dólares que los gobiernos gastan anualmente en subvenciones agrícolas perjudiciales para el ambiente.

¿Qué puedo hacer para fomentar la adopción de las prácticas regenerativas de producción de alimentos?

¡Nos alegramos de que lo preguntes! Siempre hay un sitio para ti en la mesa regenerativa. Aquí tienes algunas maneras de hacer un cambio positivo hacia la producción de alimentos en forma más respetuosa con el planeta:

  • Sigue nutriendo tu mente. Lee, haz preguntas y reflexiona críticamente sobre las ventajas y desventajas de una solución u otra. Las opciones de nuestro sistema alimentario son diversas y tus decisiones informadas pueden marcar la diferencia. Profundiza tu conocimiento sobre cómo los sistemas alimentarios pueden ofrecer soluciones para la crisis climática y la pérdida de biodiversidad leyendo este artículo de Saswati Bora, experta en alimentación regenerativa de TNC.
  • Comunica a tus representantes y líderes tu apoyo por la producción regenerativa de alimentos. Si vives en Estados Unidos, infórmate sobre cómo la próxima Ley Agraria(enlace en inglés) puede incentivar a agricultores y productores a adoptar prácticas de agricultura regenerativa que mejoren la salud del suelo y aborden los retos climáticos.
  • Apoya a los productores locales. Si hay un mercado agrícola en tu zona, entabla conversación con los productores locales. Pregúntales sobre sus prácticas sostenibles y regenerativas. Ah, ¡y cómprales algunos productos!
  • Experimenta con nuevos ingredientes: Encuentra una receta y prueba algo nuevo en tu dieta. Elegir alimentos con trigo sarraceno, mijo y quinoa, por ejemplo, no sólo aporta variedad nutricional, sino que también crea demanda de mercado para los agricultores y fomenta diversas rotaciones de cultivos que mejoran la salud del suelo.
  • Habla con amigos y familiares. Una de las cosas más sencillas—y más importantes—que todos podemos hacer, es hablar sobre el cambio climático y ayudar a concientizar sobre su estrecha relación con la producción de alimentos. 

¿Cómo afecta mi dieta al planeta? ¿Debería cambiar mi dieta?

Las conversaciones en torno a la elección de dietas y la demanda de los consumidores suelen estar dominadas por los extremos. Nosotros abogamos por encontrar el punto medio.

Reconocemos que la elección de la dieta de una persona es una cuestión profundamente personal que refleja una compleja red de culturas, tradiciones, economía y acceso. Apoyamos las opciones alimentarias flexibles y no abogamos por ninguna en particular, pero animamos a la gente a informarse sobre los alimentos que consumen, la forma en que los mismos se producen y las ventajas y desventajas que ello conlleva.

Por ejemplo, una manzana cultivada ecológicamente, pero enviada al otro lado del mundo tiene diferentes contrapartidas que una cultivada y consumida localmente, pero con el uso de herbicidas e insecticidas.

Hay muchas opciones y cambios en nuestra dieta que pueden beneficiar al planeta. Por ejemplo, la producción ganadera (de carne y leche) representa el 60% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la alimentación mundial. Elegir comer menos carne podría reducir tu huella de carbono (enlace en inglés), al igual que comer pescado y marisco sostenible,  (enlace en inglés) que puede ofrecer una fuente de proteínas saludables con menor emisiones que la ganadería. De las más de 50 000 plantas comestibles que hay en el mundo, sólo 15 de ellas representan el 90% de la ingesta calórica mundial. El arroz, el maíz y el trigo representan las dos terceras partes. Esta falta de diversidad en la dieta está provocando resultados nutricionales poco saludables, además de estrés en los hábitats naturales.

Al diversificar nuestras comidas, podemos apoyar la rotación de cultivos de los agricultores y aumentar eficazmente la biodiversidad de nuestros ecosistemas agrícolas. Elegir cereales diversos como el trigo sarraceno, el mijo y el sorgo; semillas diversas como la quinoa, el cáñamo y la chía; y legumbres diversas como las alubias, los garbanzos y las lentejas no solo proporciona variedad nutricional, sino que también crea demanda de mercado para los agricultores y fomenta las rotaciones de cultivos que ayudan a mejorar la salud del suelo.

En resumen, la transición hacia sistemas alimentarios regenerativos conlleva prácticas de producción más diversificadas y ofrece una amplia variedad de opciones de dieta, generando un ciclo beneficioso tanto para la salud humana como la planetaria, ambas intrínsecamente conectadas.