Raíces para el crecimiento: la protección y restauración de los bosques es una de las mejores cosas que los gobiernos pueden hacer por la gente
Por Rubens Benini, Gerente de Restauración, TNC Brasil y Latinoamérica
Mensajes clave
- La pérdida de los bosques no es solamente una cuestión ambiental: también tiene impactos sociales, económicos y políticos.
- Proteger y restaurar los bosques puede contribuir a la seguridad hídrica, impulsar las economías rurales y mitigar el cambio climático.
- Un proyecto en la región de la sierra de Mantiqueira, en Brasil, muestra qué acciones gubernamentales pueden desencadenar estos beneficios.
Frente a un futuro incierto y con recursos limitados, ¿en qué deberían invertir los gobiernos para asegurar el bienestar de sus ciudadanos? ¿En la generación de empleos en las economías rurales, que enfrentan una situación difícil? ¿En mejorar la infraestructura para combatir la inseguridad hídrica? ¿En mejorar los servicios de salud?
El problema es que todos estos son asuntos urgentes. Los salarios, como los ingresos en general, están estancados para la mayoría de la gente. La satisfacción con los empleos ha caído, especialmente entre los jóvenes, y un número creciente de gente en edad laboral no logra sumarse a la fuerza de trabajo. Al mismo tiempo, enfrentamos un colapso ambiental global que impacta nuestro clima, los ecosistemas marinos y de agua dulce y toda forma de vida que dependa de ellos.
Un reporte reciente del Institute of Public Policy Research, de Reino Unido, sugiere que la combinación de calentamiento global, infertilidad de los suelos, pérdida de polinizadores, lixiviación y acidificación de los océanos está creando un “nuevo espacio de riesgos” que ha sido enormemente subestimada por los generadores de políticas públicas hasta el presente, aunque puede ser una de las mayores amenazas a la sociedad humana en la historia.
De hecho, todos estos desafíos económicos, políticos y ambientales están hondamente interconectados. El deterioro de la infraestructura natural que históricamente hemos dado por sentada -un clima predecible, agua potable y suelos fértiles- tiene un efecto dominó sobre la salud, la riqueza, la desigualdad y la migración, que a su vez amenazan la estabilidad política y social.
Con todo, las conexiones entre estos retos también apuntan hacia adelante. Detener la deforestación y plantar árboles a gran escala es una de las medidas más efectivas y probadas científicamente que los gobiernos pueden tomar en estos momentos para enfrentar múltiples retos.
Brasil ofrece un ejemplo muy poderoso de cómo y dónde puede funcionar. Siendo uno de los mayores exportadores de productos primarios como carne y soya en el mundo, además de ser hogar de algunos de los ecosistemas tropicales más ricos que nos quedan y de una inmensa biodiversidad, se entiende que sea visto como campo de pruebas para otros países.
Ahí está el Bosque Atlántico de Mantiqueira. La sierra de Mantiqueira es más o menos del tamaño de Portugal (unos cien mil kilómetros cuadrados). Al sureste, está flanqueado por las mayores regiones metropolitanas de Brasil -Rio de Janeiro, São Paulo y el Vale do Paraíba, que en conjunto son hogar de veinte millones de personas. Para muchos de estos residentes, las montañas y los bosques son un almacén y un sistema de filtración naturales que los proveen de agua.
Desde 2005, instituciones locales en Mantiqueira han trabajado en alianza con múltiples actores para proteger las cuencas que abastecen de agua a la zona metropolitana de São Paulo. Por ejemplo, el municipio de Extrema ha construido un modelo usando fuentes públicas de fondos para incentivar la restauración a través de pagos por servicios ambientales. ¿Cómo podrían llevarse estos éxitos en restauración a otra escala, y cómo hacerlos crecer?
ACCIÓN UNO:
Identificar las parcelas subutilizadas que puedan ser ofrecidas para la restauración en las montañas de Mantiqueira. Una evaluación de las leyes ambientales en esa jurisdicción y la anticipación de los costos de oportunidad pueden ayudar a localizar tierras degradadas que puedan ser intervenidas con mayor facilidad.
ACCIÓN DOS:
Identificar los mercados viables con base en sistemas de restauración como la agroforestería, la silvicultura o el cultivo de frutales. Restaurar los bosques nativos puede ser atractivo financieramente para propietarios que tienen ranchos de ganado, que es el modelo dominante actual. La restauración forestal que produce mayores cosechas de madera y fruta puede llevar a una nueva “economía de la restauración”, lo que ayudará a desatar un ciclo capaz de cambiar el uso del suelo en millones de hectáreas.
ACCIÓN TRES:
Crear incentivos. Esto es crítico en donde no hay restauración económica basada en la producción o donde es apenas marginal. Para hacer que la restauración sea posible al mismo tiempo que se estimula la demanda del mercado, los gobiernos podrían tener que ofrecer incentivos, como pagos por servicios ambientales, por ejemplo. Es ahí donde el compromiso de las cadenas de valor se encuentra con las demandas de los consumidores, lo que a su vez ayudará a restaurar aún más ecosistemas.
ACCIÓN CUATRO:
Aprovechar la oportunidad económica. Una vez que se ha identificado un mercado viable, la oferta también crea oportunidades económicas para semillas, germinados, investigación y desarrollo. Usar la tierra en forma distinta también puede redundar en mayor salud para los suelos sin necesidad de tantos agroquímicos, y una vez que el suelo ha mejorado, añadir productos como el café crea aún más empleos y productos. Aún más, el agua de las montañas de Mantiqueira también alimenta la planta hidroeléctrica de Furnas en el lado de Minas Gerais de la sierra, y un flujo más confiable implica una generación de energía más confiable también.
ACCIÓN CINCO:
Trabajar en equipo. Parte importante del éxito obtenido en Extrema está en el enfoque de alianzas. El gobierno local lidera un esfuerzo para replicar su experiencia en los otros 283 municipios de la sierra de Mantiqueira. El nuevo programa Conservador de Mantiqueira está listo para recibir una inyección de fondos públicos.
ACCIÓN SEIS:
Sé el héroe de las financias públicas. Urge trabajar para destrabar los fondos públicos necesarios para alcanzar la escala que generará beneficios para la economía local. Estos beneficios incluyen agua limpia para la población local y los centros urbanos. La conversión de las multas ambientales en programas de restauración podría destrabar una parte importante de los cinco mil millones de dólares necesarios para restaurar 1.2 millones de hectáreas.
BONO EXTRA:
Si se suma todo esto, ayuda a cumplir con los compromisos climáticos adquiridos en la arena internacional. Restaurar 1.2 millones de hectáreas en las montañas de Mantiqueira ayudará a Brasil a cumplir el diez por ciento de sus compromisos de restauración forestal en el marco del Acuerdo de París, y suponen la captura de un potencial de 260 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente a lo largo de treinta años.
Sabemos que cuidar la naturaleza a largo plazo también beneficia a la gente. Una de las mejores acciones de un gobierno preocupado por la salud y la riqueza de sus ciudadanos sería invertir verdaderamente en la protección y restauración de la naturaleza. Esto detonaría y aceleraría su potencial económico y, a su vez, el potencial del país.
PARA VER AHORA: El Bosque Atlántico de Brasil es una zona altamente sensible para la conservación, pero se ha perdido más del 90 por ciento de ella. Vea cómo un municipio está restaurando los bosques y cosechando los beneficios (subtítulos en inglés).
Visita The Green-Blue Water Coalition y Los Fondos de Agua de América Latina para más información.
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